Los costarricenses son personas muy preocupados por la limpieza. Siempre están lavando, barriendo, limpiando, restregando. No es de extrañar que nada menos que el costarricense Franklin Chang Díaz decidiera ocuparse de limpiar la basura espacial que se acumuló en la órbita terrestre en el último medio siglo. Formó la empresa “Ad Astra Rocket Company”, la cual tiene - entre otros objetivos - la construcción de un aparato espacial destinado a atrapar más de 300 mil pedazos que están volando libremente en órbita y regresarlos a la Tierra.
Franklin Chang es una persona mundialmente famosa. Hacia finales del siglo pasado siete veces voló hacia el espacio exterior en calidad de astronauta de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio) de los Estados Unidos.
En el Museo de los Niños en San José han puesto un robot que es una copia exacta de Franklin, el que se mueve y habla con su voz. Los costarricenses respetan mucho al astronauta por su actividad educativa además su personalidad simple y humilde.
Franklin Chang es costarricense de origen chino (por su abuelo paterno), nació en San José, estudió y se graduó del colegio privado La Salle. A la edad de 17 años se fue a los Estados Unidos para estudiar y allá se graduó de ingeniero, después se transformó en astronauta y al final en físico, ya que se graduó de la Universidad de Connecticut y del Instituto Tecnológico de Massachusetts donde obtuvo un doctorado en física nuclear. Para poder entrar a la NASA Franklin tuvo que obtener la ciudadanía estadounidense, pero él tampoco quería perder la conexión con su patria y por eso en 1995 logró que la Asamblea Legislativa aprobara la ley de doble ciudadanía – la que también aprovechamos todos los compatriotas que vivimos en Costa Rica.
Paralelo al trabajo en la NASA Franklin Chang seguía su carrera científica trabajando con el motor de plasma el que funciona en base de tecnología de fusión nuclear. Trabajó en el Laboratorio Charles Draper, y después en el Centro Espacial Johnson disfrutando de financiamiento estatal de los Estados Unidos. En los últimos años se retiró de la NASA y se asentó en su patria, en la ciudad de Liberia, Guanacaste, donde construyó un laboratorio experimental. Entre sus colaboradores hay ingenieros y científicos jóvenes, incluyendo costarricenses.
En la víspera del Año Nuevo Franklin Chang, de 60 años, concedió una entrevista detallada al Canal 11 de REPRETEL en la cual contó sobre sus planes de perfeccionamiento del motor de plasma. Su objetivo principal - a largo plazo - es construir un motor muy poderoso que sea capaz de transportar de ida y regreso una nave espacial tripulada a Marte. Pero eso todavía está muy lejano porque es imposible probarlo en tierra ya que desarrolla energías demasiado elevadas. Sólo en la Luna será posible hacerlo. A menor escala, el motor ya casi está listo para su utilización, y es digno de notar que el costo de su explotación, según las aseveraciones de Franklin, será varias veces menor que el de un motor moderno de propulsión a combustible. En esta etapa de su trabajo el científico decidió renunciar al financiamiento estatal y se transformó en empresario por lo que con ese propósito montó con sus socios una empresa privada. Él está seguro que su motor – en un futuro muy cercano – revolucionará la industria moderna y la exploración del espacio exterior. Para empezar, explicó Franklin, un pequeño motor de plasma se podrá usar para la corrección de órbita de satélites y estaciones espaciales para su mantenimiento en la posición correcta; también para el turismo espacial; y además, aunque no sea tan romántico pero no menos importante, para la limpieza y remoción de la basura espacial que orbita cerca de la Tierra. El Dr. Chang no precisó cómo será su limpiador espacial, pero lo principal es que cumpla con su tarea de proteger a los astronautas y a los habitantes del planeta de los desagradables y peligrosos objetos, a veces muy grandes, que flotan libremente en el espacio exterior y que poco a poco disminuyen su velocidad y que al final de cuentas caen en la superficie de la Tierra.
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