La gente de Rusia nunca olvidará esta fecha: 22 de junio. Ese día el ejército alemán nazi -sin previo aviso -atacó a la Unión Soviética. Hitler violó el tratado de no agresión firmado en el año 1939, y se enfrentó al Ejército Rojo con 181 divisiones, 4 mil tanques y 5 mil aviones. Estaba seguro que “el bolchevismo caería como una casita de naipes”, pero su plan de guerra relámpago fue un fracaso.
Es verdad que en el primer mes de guerra, el Ejército Rojo, como resultado de su mala preparación y organización, no pudo contrarrestar los poderosos golpes de los nazi-fascistas. El primer día una gran parte de los arsenales y municiones, combustible y técnica militar fueron destruidos ó quedaron en poder del enemigo. El Ejército Rojo se retiraba, pero al mismo tiempo demolía las tropas de los alemanes. Decir que las tropas huían en pánico es deshonesto y ofensivo. En realidad, se defendían con gran obstinación y a menudo realizaban grandes contraataques. Los guerreros soviéticos defendían su tierra natal hasta la última gota de sangre. “Me muero pero no me rindo. Adiós, Patria” – garrapateó en la pared de la Fortaleza de Brest un soldado desconocido, quien murió de último. Siete mil personas defendieron esta fortaleza pre fronteriza durante todo un mes. Y esta hazaña no fue un hecho aislado, ya que en todos los puestos en la frontera se realizaban pesadas acciones de combate contra el enemigo.
El ejército nazi-fascista rompía el frente con ataques masivos y rodeaban envolviendo a grandes cantidades de tropas del enemigo. Esta táctica antes les funcionó perfectamente y de esta manera Hitler se apoderó de la mitad de Europa. Sin embargo contra el Ejército Rojo, este método no fue tan eficaz. El general del ejército alemán Franz Galder escribió en su diario: “Hay que destacar la obstinación de los rusos al combate…. Por todo lado luchan hasta el último hombre, sólo muy pocos se rinden.” Aún estando cercadas, las subdivisiones soviéticas seguían combatiendo activamente hasta el último cartucho, y algunas hasta lograban salir del cerco. El ejército nazi fascista no logró de golpe realizar el ataque planeado contra Moscú y Kiev, sino tuvo que seguir durante largos meses combatiendo contra las tropas cercadas del Ejército Rojo.
Los aviones soviéticos eran más lerdos que los aviones de caza alemanes, y sus pilotos en los primeros días de la guerra tuvieron pocos pertrechos, pero aún cuando las municiones se les acababan, los aviadores soviéticos no se rendían: dirigían su avión directamente de frente del avión del enemigo, ó caían sobre los tanques del adversario. Estos ataques con espolón se repitieron masivamente. Solamente en el primer mes de la guerra, los pilotos soviéticos derribaron 1284 aviones alemanes. Comparando, en toda la Segunda Guerra Mundial, la elogiada aviación inglesa en total derribó 1733 máquinas aéreas de la Luftwaffe.
Para el setiembre del 1941 el ejército nazi-fascista llegó muy cerca de Moscú. Pero los alemanes nunca lograron realizar el ataque: hasta este tiempo su poderío se había perdido a más de la mitad. Mientras los generales alemanes estaban pidiendo a Hitler que les mandase refuerzos, comenzó el cruel invierno ruso al que los teutones no estaban acostumbrados. Y en diciembre el Ejército Rojo empezó el contraataque masivo por todo el frente. Esto fue el inicio del fin de la Gran Guerra Patria.
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