Газета русской общины в Коста-Рике - Periódico de la comunidad rusa en Costa Rica

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суббота, 29 октября 2011 г.

GAZETA # 37. Septiembre 2011. Artículo 4. Jordi Antich llena el país con música

Jordi Antich es un músico hereditario de origen catalán.  Estudió en el Conservatorio de Moscú, viajó mucho por Europa y en todo lado trataba de asistir a conciertos de música clásica: “En Europa existe una gran variedad de grupos musicales.  Tanto nacionales como los de gira.  Cada semana uno puede asistir a muchos conciertos y disfrutar de música muy hermosa.  Al regresar a Costa Rica quise también reproducir aquí la atmósfera llena de arte superior, aunque por un corto tiempo  por analogía con aquella que reina en países desarrollados”.

El festival de música “Credomatic” llena Costa Rica con música durante ya más de 20 años.  Decenas de músicos vienen aquí en el mes de agosto y dan conciertos no sólo en la capital, sino también en diferentes rincones del país.  Todos estos años Jordi Antich ha sido permanentemente el organizador y director artístico del festival.

-  Señor Antich, este año vinieron 43 artistas de 7 países.  Evidentemente no es fácil atender y alojar tanta gente además de organizar 45 conciertos durante dos semanas.  Díganos por favor, ¿qué es lo más difícil, encontrar artistas o financiamiento?
-  No es difícil encontrar artistas, ahora hay muchos artistas disponibles de diferentes países del mundo.  Otra cosa es mantener la alta calidad y también evitar repeticiones, saber encontrar cada año algo nuevo y original.  Por ejemplo, esta vez al festival vino Liam Teague, músico de la nación caribeña Trinidad y Tobago.  Interpretaba música en un instrumento muy interesante llamado steelpan, único instrumento inventado en el siglo 20 por habitantes de este país isleño.    Tampoco tenemos ahora problemas con financiamiento.  Tenemos patrocinadores tan fuertes como el Banco Credomatic, la empresa Café Britt, la Municipalidad de San José y otras instituciones.

 Liam Teague con el steelpan

En los primeros años, por lo general, solo artistas principiantes venían aquí, pero ahora también vienen unos de renombre.  Lamentablemente, es cierto que a quienes piden honorarios elevados tenemos que darles respuesta negativa.  Pero les ofrecemos vacaciones excelentes, dándoles hospedaje y alimentación gratuitos en buenos hoteles.   La idea principal de nuestro festival es unir la música con el turismo.  Y no es cualquier país que puede ofrecer tantas bellezas naturales y playas como Costa Rica.  Por eso organizamos conciertos en hoteles, aprovechando que tienen salas grandes con buena acústica.  Además, en muchas ocasiones organizamos conciertos gratuitos en iglesias, parques, redondeles y hasta en plazas deportivas de diferentes ciudades para que los vecinos de muchos poblados puedan entrar en contacto con el arte.  Gracias al festival, Costa Rica tiene la alta reputación no sólo como un bello país turístico, sino también como un país culto.

-  El año pasado, cuando el festival cumplía 20 años de existencia, usted escribió un artículo importante en “La Nación” en el cual mencionó que más de 1000 músicos de 47 países dieron casi 700 conciertos en estos años.  ¡Eso es un éxito muy grande!  Cuéntenos por favor, ¿cómo nació esta idea?  Cómo decidió a iniciar una empresa tan grande como la organización de un festival musical?
-  La idea de organizar un festival musical nació entre un grupo de músicos egresados del Conservatorio de Moscú y otros centros de educación musical de Europa. En Europa existen una gran variedad de grupos musicales.  Tanto nacionales como los de gira.  Cada semana uno puede asistir a muchos conciertos y disfrutar de música muy hermosa.  Al regresar a Costa Rica quise también reproducir aquí la atmósfera llena de arte superior, aunque por un corto tiempo por analogía con aquella que reina en países desarrollados.

Música para mí es como el aire, nací y crecí en una familia de músicos hereditarios.  Mi bisabuelo en su tierra natal de Barcelona dirigía coros.  Mi abuelo, cuando emigró a Costa Rica, en los años 20 y 30,  fundó el teatro de opereta – zarzuela.  En nuestra casa siempre había un piano.  Mi padre es chelista y mi madre es …,  y yo también me gradué de la Escuela de Música de la Universidad de Costa Rica en la carrera de violonchelo y después estudié en postgrado en el Conservatorio de Moscú.

Nuestro primer festival se llamó simplemente Festival Internacional de Música.  Lo organizamos en el año 1991, en el Año de Mozart, cuando todo el mundo conmemoraba los 200 años de su muerte.  Después esta actividad se hizo anual, y desde el año 1999 el festival lleva el nombre de Credomatic.  En realidad, no es tan difícil organizar un festival musical.  En Costa Rica se pueden hacer muchas cosas, pero hay que tener mucha paciencia.  Los costarricenses son gente acostumbrada a sus tradiciones, reciben todo lo nuevo e inhabitual con gran desconfianza.  Uno tiene que ganar su confianza poco a poco.  Al estilo europeo, “de golpe”, no se puede hacer nada aquí.   Lo más difícil era enseñar la gente escuchar música clásica.  En el pueblo siempre existe la opinión que clásica es algo antiguo, caducado y terriblemente aburrido.  Durante todos estos años estamos tratando de comprobar que el arte clásico, en contrario, es un fenómeno moderno y dinámico.  El mismo concepto de clásica en nuestra época ha cambiado, ahora el arte clásico se entiende como cualquier obra de alta calidad que sobrevivió su tiempo y sobrepasó los límites de su país.

-  ¿Y cómo surgieron estas relaciones amistosas con Credomatic?
-  Esto sucedió poco a poco.  Por primera vez, el banco, como todos, nos ayudó un poco, pagó los posters y afiches.  Después, en el curso del desarrollo del festival, comenzó a participar más y más, hasta que se hizo nuestro patrocinador principal y el festival recibió el nombre de “Credomatic”.  Ahora, como resultado de veinte años de trabajo exitoso en común, los dirigentes del banco confiesan que el festival musical no sólo les dio publicidad, sino también gloria, además los elevó en el sentido espiritual.

-  Cuente un poco sobre sus estudios en Moscú, por favor.
-  Estudié en Moscú de 1978 a 1982,  el gobierno me otorgó una beca.  Mi profesora allá fue Tatiana Zavarskaya.  El Conservatorio de Moscú es un centro de enseñanza de nivel súper elevado, los estudios y las prácticas musicales ocupaban casi todo el tiempo libre, así que no pude relacionarme mucho con otros estudiantes costarricenses, tampoco tenía tiempo para visitar otras universidades. Vivíamos dentro un grupo cerrado, y todas las relaciones se llevaban a cabo entre los compañeros-músicos, por lo general de origen ruso, ya que habían muy pocos extranjeros.  También visitaba las casas de mis profesores y leía muchos libros de literatura rusa: Púshkin, Bulgákov.  Por eso llegué a dominar el idioma ruso bastante bien, puedo alabarme con lo que una vez me preguntaron: “¿Disculpe, usted por casualidad es del Báltico?”  ¡Fue la evaluación más alta de mis éxitos lingüísticos!  En mi tiempo libre trataba, por supuesto, de asistir a conciertos, los que podía, en Moscú y también en otras ciudades.  En la capital rusa conocí a mi esposa, también estudiante de música de Costa Rica que estudiaba en el Instituto de Gnésiny; formalizamos nuestro matrimonio en la Embajada de Costa Rica en Moscú.  En vacaciones viajábamos mucho por el país y fuera de éste.  Visitamos Riga, Vladímir, Tula.  Una vez en el monasterio de Súzdal un policía nos paró, revisó los papeles y preguntó: “¿Qué están haciendo aquí?”  En aquellos tiempos uno necesitaba visa para moverse en cualquier dirección fuera de los límites de 100 kilómetros de la ciudad.  Los años que pasé en Moscú me permitieron elevar significativamente mi nivel de interpretación, también ampliaron mis  horizontes y los criterios estéticos.


 -  ¿Cuáles son sus planes para el año entrante?
-  A la hora de planear el festival 2012, antes que nada estamos trabajando con la ampliación de zonas, tratamos de llevar buena música hasta el último rincón de nuestro país.  Buscamos hoteles con buenas salas, personalmente viajo y reviso si tienen buenas condiciones y que la acústica sea buena.  También pasamos escuchando miles de CDs que nos envían músicos que desean participar en el festival, escogiendo los mejores y más interesantes.  Seguimos desarrollando y ampliando el concepto de clásica, incorporando en la lista de obras clásicas no sólo música europea, sino también de otras partes del mundo.  Y lo principal, estamos tratando de mantener el alto nivel del festival que en muchos años de su existencia ya logró obtener el prestigio de una actividad cultural muy seria y ayuda también elevar el prestigio de nuestro país como un importante centro cultural de América Latina.  


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