Entrevista: Ekaterina Zamyshliáeva
Nuestro huésped de hoy es alguien, a quien sin temor a
exagerar podríamos llamar héroe de nuestro tiempo. Su nombre es Pablo
Gordienko. El apellido Gordienko en Costa Rica es bien conocido. Pónganle
atención, ¡el mismo proviene de la palabra “ORGULLOSO”! Llevado por el
torbellino de la historia, hallándose a merced del destino en Costa Rica, el
abuelo de Pablo “cogió al toro por los cuernos” y no permitió que las
circunstancias le ganaran la partida. Pável Gordienko supo sobrevivir en
condiciones extrañas y dejó tras de sí una huella sobresaliente. Y su nieto no
queda atrás en cuanto al calibre de su personalidad.
Habiendo crecido en las tierras costarricenses, Pablo
reúne los mejores rasgos de sus ancestros de distintas nacionalidades. Pablo es
audaz. No teme ni evade lo nuevo, haciendo lo que nadie antes de él ha hecho
jamás. En su haber están residenciales, su propia reserva natural, un jardín
botánico, plantaciones experimentales, tierras rescatadas y mucho más. Mientras
haya gente como él, tanto esta tierra como el planeta tienen una oportunidad.
¡Pues, deseémosle éxito en todas las iniciativas que se proponga llevar a cabo!
Estamos en la casa de
Pablo Gordienko. Su abuelo, Pável Petróvich
Gordienko, era oriundo de Krasnodar. Mas el mismo apellido se lo indica
inequívocamente. Pável Petróvich fundó lo que hoy en día es la extendida
familia de los Gordienko.
Todos ellos, siendo muy
diferentes, han sido exitosos en las ramas en las que se han desempeñado. Hoy
queremos conversar con Pablo acerca de su proyecto de reforestación, su jardín
botánico privado, su pasión por el surfing, su amor por la naturaleza que
deriva en acciones concretas. Porque si bien es cierto que la conciencia
ecológica poco a poco está ganando terreno, en el caso de Pablo así ha sido su
vida entera. Pablo vive coherentemente con sus convicciones y plasma su pasión
en todo lo que hace.
Creador de la reserva natural
Macao en Bijaguales, un jardín botánico propio, una plantación forestal
experimental, un vivero; residencial Villa Real y muchos proyectos más, Pablo
es un modelo y ejemplo de puesta en práctica de formas de vivir ecológicas,
modernas, respetuosas y de bajo impacto para la naturaleza. Todo lo que hay en
la finca ha sido creado con los materiales producidos en ella. El albergue y
las cabañas están construidos con la madera producida en la finca. Por
supuesto, el proyecto tiene previsto un sistema de reciclaje de agua. Hasta la
electricidad en el lugar es propia, producida con paneles solares.
Esto es así no solo en la
reserva, sino también en la casa de Pablo. Todo, comenzando por las luces y
terminando con los muebles, sigue esta línea respetuosa hacía la naturaleza. Y
la culminación de todo es un árbol de Guanacaste, cuyas raíces están insertadas
en la sala de la casa.
Sin duda, la experiencia de
Pablo es tan interesante y valiosa, que sencillamente sería un pecado no compartirla
con la gente.
- Cuente
un poquito, Pablo, cómo llegó su abuelo acá. ¿Cómo sucedió eso?
- Mi abuelo paterno llegó a
Costa Rica desde Yugoeslavia. Estando en la isla de Krk, él conoció
a la familia Orlich. El señor Orlich lo invitó a trabajar en Costa Rica,
mi abuelo aceptó la invitación y vino a la ciudad de San Ramón.
- Habiendo
nacido en 1904, al momento de la revolución en 1917, él apenas tenía 13 años. ¿Habrá
participado él en la guerra civil a pesar de su corta edad?
- Efectivamente, cuando se
dio la revolución, él era todavía un adolescente. No obstante su corta edad, él
participó en la guerra civil. Sé que su padre era médico y la madre,
probablemente, era ama de casa. No sabemos nada acerca de las circunstancias de
las vidas de ellos en Rusia, ni nada acerca de su salida forzosa del país.
- ¿A
qué se dedicó él en Yugoeslavia?
- Hasta donde sé, él estaba
trabajando en un molino en la isla de Krk de la que provienen los Orlich.
- ¿Cómo
fue la historia de su asentamiento aquí?
- Él vino a trabajar para
la familia Orlich, que tenía fincas grandes de café en San Ramón. Según cuenta
la leyenda familiar, él se casó con la hija de los Orlich. Aparentemente, esto les provocó un gran
disgusto, así que él se fue de ahí y estableció su empresa en Atenas. Ahí él
sembró arroz y montó una fábrica de granos. En este lugar, en la Balsa de
Atenas, también nació mi padre, quien ha sido el mayor de los cinco hermanos,
quienes nacieron más tarde, cuando la familia regresó a vivir a San Ramón. En
total ellos son cinco hermanos: dos mujeres y tres hombres.
- ¿Lo
conoció Ud. personalmente?
- Sí, aunque casi no lo recuerdo,
porque era muy pequeño. Mi hermano mayor Andrei, quien fue su primer nieto,
tiene muchos más recuerdos de él.
- ¿Qué
recuerdan de él? ¿Cómo era él?
- Él era muy elegante y
serio. Un porte muy militar para Costa Rica. Se le recuerda caminar por San
José en vez de utilizar carro. Él fue siempre muy recto. Era de muy buen vestir
y muy buen comer. Recuerdo que en su casa siempre había muy buena comida,
arenques y frutas como las uvas y manzanas que la población costarricense normalmente
no comía.
- ¿Era importante para él esta parte: lo que se comiera, cómo se comiera,
cómo se pusiera la mesa?
- Muy importante. Él le
daba una gran importancia a eso.
- ¿Qué
puede decir sobre su cultura de trabajo?
- Muy trabajador. Muy
esforzado.
- ¿Cómo
fue él con sus hijos?
- Con los hijos él fue muy
duro. Su esposa falleció a muy temprana edad, así que él se quedó solo con
cinco niños que crear, razón por la que fue muy estricto con ellos. Los hijos
eran de diferentes edades, siendo mi padre el mayor y el menor tenía en aquel
entonces 10 años.
- ¿Cómo
hizo para sacarlos adelante?
- Con la importadora de
maquinaria. Le fue bien, tanto que a los dos mayores los mandó a estudiar a
Canadá. Mi padre y mi tío Jorge estudiaron ahí en una universidad. Papá estudió
arquitectura y mi tío Jorge ingeniería electrónica.
- ¿Cómo
se llaman ellos?
-
Mi papá se llama Eugenio,
luego sigue Jorge, el hermano menor es Vladimir y las mujeres se llaman Ksenia
y Magda.
Evgeni Gordienko
- ¿Qué sacaron ellos de su parte rusa y croata?
- Todos han sido muy
trabajadores y muy esforzados, muy exitosos en las diferentes ramas en las que
se han desempeñado. Mi padre como arquitecto construyó los puertos más
importantes del país. Él se dedicó luego a la construcción. La Corte Suprema de
Justicia es uno de sus trabajos. Mi tío Jorge retomó la importadora del abuelo.
El menor Vladimir estudió medicina en Italia y se hizo médico. Él es un médico
de vocación y con una gran conciencia social. Mi tía Ksenia es pintora y
escultora, profesora universitaria, una gran artista. De mi tía Magda no sé
mucho, mas sé que le gustaba el ballet.
- ¿Conserva
alguno de los cinco hijos el ruso?
- Ninguno. Mi abuelo
hablaba un excelente español y no se preocupó por transmitir el ruso a los
hijos. Por algo se dice “lengua materna”, las madres se preocupan más por el
idioma que hablen sus hijos.
- ¿Atesora su padre los recuerdos familiares?
- Sí, los atesora
muchísimo, aunque no habla mucho al respecto.
- ¿Fue
parecido su papá a su abuelo?
- Totalmente diferente. Papá
llegó a ser el Secretario del Partido Liberación Nacional cuando Liberación
Nacional de verdad era una socialdemocracia. Él es una persona muy social y
mucho, mucho más balanceada. Cero autoritario. Infundía mucho respeto, pero no
imponía.
- ¿Fue
en algún momento difícil ser hijo de dos representantes de culturas diferentes
entre sí y diferentes las dos a la cultura del país en el que vive uno?
- Nunca me sentí incómodo
en lo más mínimo.
- ¿Cómo
escogió su profesión?
- Mi abuela materna amaba
las plantas. En su casa ella tenía una “enfermería de plantas”, las cuidaba y
las intercambiaba, porque creía que en la casa no debía haber plantas feas. En
la época seca pasábamos tres meses en la finca de la familia materna. Ahí
anduvimos a caballo, nos bañábamos en una piscina. Ahí aprendí los nombres de
los árboles; ahí también nació mi interés por la biología y la agricultura.
Pensé que podía llegar a ser exitoso en este campo.
- Por
favor, hable de su pasión por el surfing. ¿Cómo nació?
- Antes de montarme en la
tabla y correr en ella, siempre anduve en patineta. Me gustaba ir al mar. Luego
llegué a tener una tabla y con ella recorrí Costa Rica entera. Antes del boom
de surfing. Era muy diferente en aquel entonces. Lo que hay hoy, era difícil de
conseguir antes, desde la cera para tablas hasta los leashes o pitas como las
llaman en el Perú. Las tablas en aquel tiempo eran más grandes y tenían una
sola quilla. Luego el diseño de las
tablas cambió, se redujo el tamaño de ellas y las mismas llegaron a tener hasta
cuatro quillas. Un número mayor de quillas permite maniobrar mejor la tabla.
- ¿Cree
Ud. que su modus operandi personal y profesional sea común para el
costarricense promedio?
- Siento en el caso particular mío que le pongo
dedicación y empeño a las cosas. Y amor, mucho esfuerzo, me gusta terminar las
cosas, llevarlas hasta el final y cada vez, paso a paso, mejorar el mundo a mi
alrededor. No soy conformista, no me gusta ser
conformista.
- ¿Cómo
comenzó su proyecto forestal?
- Hace unos dieciocho años
compramos esta finca única y exclusivamente para la siembra de la madera de
teca y para rescatar el suelo. Sembramos en ella un bosque. Las políticas de
reforestación estatal comenzaron en la segunda mitad de los años ochentas. Hubo
un giro total en la conciencia, y se pasó en muy poco tiempo de la deforestación
a la reforestación. Para que esto pasara hubo que incentivar a la gente. Hoy en
día existe el Fondo Nacional Forestal. El Estado le paga a uno lo que se llama
el PSA, el pago por servicios ambientales.
Así estaba la tierra
Así llegó a ser gracias a los esfuerzos de Gordienko
- ¿Y
su jardín botánico?
- Es algo que hago a título
personal, para el alma. Traigo plantas de muchos lugares, creo ambientes nuevos
de colores. Bueno, Ud. vio el resultado.
- Sí,
el resultado es único. Me consta. Pablo, cambiando de tema, ¿qué es Rusia para
Ud.?
- Es un sueño y una
ilusión. Mas todavía le estoy dando tiempo... Creo importante dominar el idioma
del lugar a donde vaya uno para poder compartir con la gente. Compartir con la
gente le deja grandes enseñanzas a uno. No quiero decir que visitar los lugares
turísticos no sea importante, pero para mí compartir con la gente siempre ha
sido prioritario.
- Pablo,
muchísimas gracias de verdad por compartir con nosotros su cordialidad, tiempo,
conocimientos y experiencia.
- Gracias
a Ud. ¡Hasta luego!
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