Carlos
Gerardo Soto Villalobos, educador
En el siglo pasado, el brasileño Paulo Freire propuso
una nueva tendencia en educación donde
se incluye a los analfabetos y oprimidos como agentes de cambio utilizando
ideas similares a las del constructivismo. Podemos
aprovechar esta doctrina para nuestra escuela moderna ya que sigue siendo
actual hoy en día.
Freire escribe un libro llamado la “Pedagogía de la
Esperanza” que intenta crear las bases para eliminar la escuela opresora y que
más bien se fomentó el cambio, donde la escuela autoritaria pase a un segundo
plano. Se aboga por una educación más abierta, donde el docente no es
necesariamente quien lo sabe todo sino más bien ayuda a facilitar espacios
donde los educandos puedan expresar sus opiniones y confrontar lo que ya sabe
producto de su experiencia o vivencia.
Se da en la propuesta una corriente más democrática que estimule el
gusto por el saber y la inquietud por conocimientos nuevos. Se propone una educación para los analfabetos
para que entiendan mejor la sociedad, la realidad y poder plantear situaciones
o procesos de concientización que lo lleve a creer en la libertad.
Hoy día se requiere de una educación donde se pueda
respetar el conocimiento del estudiante como base para nuevas ideologías que
promuevan un verdadero cambio en la forma de pensar y romper estructuras
obsoletas para optar por un verdadero desarrollo que tiene requisitos
diferentes propios de una tendencia globalizadora en todos los campos.
Producto de esta tendencia globalizadora, los
estudiantes y docentes tienen accedo a mayor cantidad de fuentes de
información, puesto que INTERNET es una red que lo permite. Así, de publicarse
un artículo en Rusia en horas de la mañana sobre un adelanto científico en el
campo de la Química Nuclear, puede ser accesible a cualquier usuario en Costa
Rica en cuestión de minutos. Si el estudiante
accede a este tipo de información, intentará discutir estos nuevos datos
y se dará una retroalimentación con el docente para entender los postulados que
se le proponen.
La educación debe ser un asunto de todos, interactuar
todos los participantes en el proceso. No se debe menospreciar al estudiante,
sino más bien inculcarle el buscar información nueva que facilite apoyar los
contenidos que se le brindan en los programas vigentes. El dinamismo de los tiempos actuales obliga al educador a estar
al tanto de las innovaciones en su campo para aportar ideas renovadas pero a la
vez con sustento sólido, con compromiso total y no promover el estancamiento que
se vive en muchas comunidades a nivel
latinoamericano. Se debe incentivar el
espíritu de lucha y búsqueda de opciones creativas para evitar caer en las
mismas tendencias conformistas que se marcaron en tiempos anteriores.
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