En Costa Rica, Rusia, los
Estados Unidos y en muchos otros países, los niños sufren del así llamado
“síndrome del déficit atencional e hiperactividad” (SDAH). Estos niños tienen conducta muy inquieta,
bajo rendimiento escolar, y en la calle arriesgan de meterse bajo un carro
porque corren a donde los lleva el viento. Resulta que todos estos fenómenos
son provocados por los colorantes y conservantes químicos que contienen en
abundancia los confites, las paletas y los helados. Y eso ya hace mucho tiempo es conocido entre
los médicos, pero se mantiene en secreto por razones desconocidas. Las
investigaciones científicas muestran que en Costa Rica este trastorno está
presente desde el 12 al14 % de niños y
en los EE.UU. aún más, del 25 al 34%. (Melania Monge
Rodríguez, M.Ed. 2006). En las escuelas a estos niños se les brinda atención
especial, y hasta se aprobó una ley estatal la que dicta que a aquellos con
SDAH siempre hay que sentarlos en la primera fila, darles toda una hora más de
tiempo para los exámenes además de otros privilegios. Los niños hiperactivos son un verdadero
desastre en el aula, en un minuto pueden transformar una lección en un
verdadero caos. La versión oficial de
las causas de esta enfermedad, según los informes médicos, son “anormalidades neuroanatómicas, disregulación neurobiológica, factores
genéticos y ambientales” (Universidad de Costa Rica, 2008) y para su
tratamiento, los doctores les dan a todos esos niños la ritalina, un preparado estimulante de la
familia de anfetaminas, el que lleva a la dependencia y drogadicción. http://www.una.ac.cr/ambi/revista/88/ortiz.htm
Durante muchos años se
consideraba que la causa exacta de aparición del SDAH realmente es
desconocida. Por eso para nosotros,
resultó un gran descubrimiento el artículo “Se comió y se desordenó” en el
semanario ruso “Argumenty y Facty” del 11 – 17 de julio del 2012 el que informa que ya
hace 40 años, en los años 70s del siglo pasado, el médico alergólogo
norteamericano Ben Feingold comprobó en base de su práctica de muchos años, que
si uno elimina de la dieta de niños los productos con complementos alimenticios
sintéticos (colorantes, conservantes y saborizantes), todos los síntomas arriba
enumerados, han desaparecido y la conducta de niños se volvía normal. Feingold explicaba que “a pesar de la
terminología, las medicinas y los complementos alimenticios son idénticos. Los unos igual que otros son sustancias con
moléculas de bajo peso atómico. Pero sin
embargo, de los miles de complementos que se introducen a los alimentos, ni una
sola se sometió investigaciones farmacológicas que se exigen para registrar
medicinas” (http://www.feingold.org/) De esta manera, el científico comprobó que
estos complementos afectan el cerebro del niño como excitadores.
Después de haber muerto
Feingold en 1982, las investigaciones en esta dirección se suspendieron, con
gran alegría de los magnates de industria alimenticia. Precisamente en estos años en los Estados
Unidos y después en otros países, comenzó la “epidemia” del SDAH ¡ya que casi
todos los productos destinados al consumo de niños, hasta los cereales, están
coloreados en “lindos” tonos rosados y anaranjados! Sin embargo, en este siglo los médicos de
nuevo han regresado al tema: en el 2004 los científicos de la Universidad de
Southampton en su experimento han comprobado su razón de la teoría de Feingold,
y seis colorantes resultaron ser los más tóxicos; como resultado, tres de ellos se prohibieron
en los Estados Unidos (el E 104 amarillo, el E 110 anaranjado y el E 124 rojo). Para prevenir las objeciones de los magnates
alimenticios, la Agencia de estándares alimenticios de Gran Bretaña repitió las
investigaciones, en lo que gastaron otros 3 años. Los resultados confirmaron las conclusiones
hechas por Feingold. Después de eso los
ingleses comenzaron un ataque contra los químicos nocivos; no lograron que se
prohibieran de una vez, pero por lo menos les obligaron escribir en todos los
productos: “los complementos alimenticios pueden afectar negativamente la
actividad y la atención de los niños”.
Los
médicos y los educadores costarricenses hasta ahora viven con desconocimiento
total y creen que las paletas rojas, las gomitas masticables moradas y los
queques azules son completamente inofensivos y hasta buenos para los niños. Por eso, tomando en cuenta todas las
investigaciones mencionadas, creemos que es necesario llamar la atención del
Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, de los educadores y los padres
de familia y lograr que se prohíba la venta de los productos alimenticios con
complementos sintéticos, en las sodas escolares.
Комментариев нет:
Отправить комментарий