Nuestra compatriota
Raisa Bikkazákova y su esposo Rodolfo Amador, egresado de Rusia, son padres del
reconocido ciclista Andrey Amador, quien últimamente atrajo la atención de todo
el país, cuando por primera vez en la historia de Costa Rica – y de toda
América Central – participó en las famosas
competencias el “Giro de Italia” y el “Tour de France” y hace poco, también en
los Juegos Olímpicos en Londres. En
todas estas carreras mostró muy buenos resultados, y sus padres y todos los
costarricenses están muy orgullosos de eso.
¿Cómo lograron educar un hijo tan excelente? “Nuestros hijos crecieron
muy independientes – dice Raisa – mi esposo y yo trabajábamos mucho y no había
nadie para llevarlos de la manita, andaban solos por todo lado y desde niños
aprendieron ser serios y responsables”.
La cara sonriente de Andrey
aparece a cada rato en las pantallas de televisión y también a menudo uno puede
ver sus padres – Raisa y Rodolfo. No hay
nadie en Costa Rica que no sepa quién es esta gente, especialmente después de
que en mayo pasado Andrey ganó una de las etapas en el “Giro de Italia”. Por eso cuando Raisa consintió a vernos y dar
una entrevista para nuestro periódico, tuvimos muy buena suerte. Al entrar a su casa todos mis temores se
disiparon y me encontré con la misma vieja
amiga Raisa, la que no sólo contestó de manera exhaustiva todas las preguntas,
sino también me invitó a comer su plato favorito, ravioles con papa. Era obvio que la “enfermedad de las estrellas”
todavía no la ha tocado y menos a su hijo.
- Raisa,
comencemos desde lo más importante: cómo logró usted educar un hijo tan
extraordinario?
- Para empezar, quiero notar que tengo tres
hijos y todos son excelentes: el mayor – Rodolfo – es ingeniero, el del medio –
Iván – también, sólo Andrey decidió ser deportista profesional. Aunque es el menor, pero contrariamente a lo
que dice el cuento sobre Ivánushka, ¡no es nada tonto! (* el cuento ruso dice: “El hijo mayor era un
muchacho muy inteligente, el del medio era más o menos, pero el menor, Iván,
era un completo tonto!”). Y tampoco es demasiado
mimado. No tuve tiempo para mimarlo, tenía que trabajar. Pasé 25 años trabajando como profesora en
escuelas estatales de Costa Rica, tenía poco tiempo libre, por lo general me
preocupaba su rendimiento escolar y por eso le hablaba en español. Así que Andrey no habla ruso, ahora veo que fue
mi culpa, pero ya es tarde para corregir el error. En España, algunas muchachas rusas se le
acercan y él se queja: “Mamá, ¡no les puedo decir nada!” Pero uno no puede dar la talla por todo lado… Sin embargo mi esposo y yo sí
tratábamos de prestarles mucho tiempo a nuestros hijos cundo estaban
participando en competencias ciclísticas.
Primero Iván y siguiéndole Andrey, salían con sus compañeros a correr
por todo el país, y nosotros los acompañábamos: llevamos una tienda de campaña,
una plantilla de gas, cocinábamos allá unos espaguetis para todo el equipo, les
hacíamos barra a los muchachos, los apoyábamos, aplaudíamos. Nunca olvido aquellos días felices. Mi esposo y yo somos los fanáticos más
apasionados de nuestros hijos y en mi casa tengo guardados todos sus trofeos y
en los álbumes, todas las fotos y artículos que salieron sobre ellos en los
periódicos. (A propósito, Iván también
participó en muchas competencias importantes y ganó muchos premios). Ahora, cuando Andrey vive lejos de la casa,
estamos siguiendo cada uno de sus pasos y movimientos en las competencias, y él
siempre nos llama: “¡Mamá, ya terminamos con éxito!” o nos comunica que le pasó
algún accidente, como cuando él se cayó y tuvo el esguince en el pie.
- ¿Cómo difiere
la educación rusa de la costarricense? Se puede decir que la garantía del éxito
es disciplina muy estricta?
- En Rusia, en escuelas deportivas e
internados, de verdad, la disciplina es de hierro. Allá a los niños desde edad muy temprana, se
les prepara para ser campeones. En
Europa, dice Andrey, todos sus compañeros-deportistas al 100% - sólo se ocupan
de la bicicleta: están pensando y hablando siempre sobre lo mismo. “Yo no puedo ser así – confiesa – quiero
también vivir para mí mismo, aunque en el tiempo libre”. Nosotros no preparábamos nuestros hijos desde
niños para ser campeones, los educamos como a todos, sin obligarlos mucho a
hacer algo especial. Es verdad que siempre
mantuve viva esta nuestra costumbre rusa de “meterlos” en todos los cursos
posibles: en deportes, en música y en las artes. Se consideraba que cuanto más ocupado esté el
niño todo el tiempo después de salir de la escuela, tanto menos tonterías tendría
en su cabeza y mejor se prepararía para la vida adulta. Nuestros hijos en vacaciones y en días
feriados asistían en muchos cursos libres en la Universidad de Costa Rica,
principalmente les gustaban los deportes: aprendían a volar papalotes, andar en
zancos, nadar, practicaban acrobacias.
También puedo decir que mi
estilo de educación se difería del costarricense en que les di a mis hijos más
libertad, siempre eran independientes. Como yo todo el tiempo estaba ocupada en el
trabajo, ellos tenían que ir solos a la escuela: primero caminar los 400 metros
por una calle pequeña, después, a lo largo de la calle grande de La Uruca, y al
frente la escuela – cruzar con el semáforo.
A veces Andrey tenía que entrar con el horario diferente que su hermano
Iván, quien es 4 años mayor, y tenía que caminar solo. Lo hemos entrenado que al escuchar el sonido
del despertador (él todavía no sabía leer el reloj), tenía que ponerse el
uniforme, coger su bolso e inmediatamente salir de la casa. Él sabía muy bien cómo tenía que comportarse
en la calle, apretar el botón del semáforo y cruzar sólo con la luz verde. Creo que eso le ayudó a Andrey decidirse e
irse lejos de la casa a la edad de 19 años.
Aunque nos preocupábamos, le confiamos al hijo: en el nuevo ambiente
sabría cómo orientarse correctamente.
- Raisa, ¡pero
usted también siendo joven decidió irse muy lejos de la casa para
estudiar! La historia se repite.
- Sí, no fui nada cobarde. Nací y crecí en los Montes Urales, en la
ciudad de Oremburgo, exactamente en la frontera entre Europa y Asia. Por mi nacionalidad, soy tártara, nuestro
pueblo pertenece al grupo nacional túrquico, aunque desde la infancia sólo
hablaba ruso y no domino el idioma tártaro.
Después de graduarme de la secundaria, me fui a Moscú y me matriculé en
el Instituto Pedagógico. Fui muy buena
estudiante, ya que soy terca y persistente, siempre voy hasta el final para cumplir
las metas que propongo en la vida. En
nuestro instituto, la mayoría de estudiantes fuimos mujeres, pero entre
nosotras había dos hombres costarricenses: Claudio Monge y Martín Sancho; se
trajeron sus amigos, y resultó que cuatro de nosotras se casaron con
costarricenses: Daria, Irena, Dilbar y yo.
Mi esposo es agrónomo, siendo joven, también le tocó irse muy lejos de
la casa para estudiar. Estas pruebas
han fortalecido nuestros caracteres y creo, los hijos, especialmente Andrey,
siguieron nuestros ejemplos. Ya que nada
educa los hijos mejor que el vivo ejemplo de sus padres.
- ¿Y cómo
estableció su vida aquí, en Costa Rica?
- Llegamos después de haber terminado los
estudios, en el año 1978, con nuestro hijo Rudik, y los hijos menores nacieron
aquí. Yo tenía una especialidad poco
frecuente, educación especial, en aquellos tiempos en Costa Rica todavía no
preparaban profesores de este perfil, por eso conseguí empleo muy rápido, por
lo general trabajé como terapista de lenguaje.
El trabajo con niños pequeños
requiere mucha paciencia, además uno tiene que orientar a los padres de
familia, enseñarles las técnicas de desarrollo de los órganos del habla, para
que hagan prácticas en la casa con sus hijos.
Al principio vivimos en San Ramón de Alajuela, allá nacieron nuestros
hijos menores. Todos estaban
sorprendidos del por qué quería yo el tercer hijo… es que en las familias rusas
sucede muy rara vez: normalmente todas tienen sólo uno o dos. Pero quería mucho tener una hija, una
mujer… Y cuando nació Andrey, recordé un
proverbio ruso: “un hijo no es hijo, dos hijos es medio hijo, y tres hijos –
¡sí es un hijo!” Y resultó exactamente
según este principio. Después me
trasladaron a trabajar en San José y cambiamos la vivienda para La Uruca, allí
vivimos muchos años. Desde el 2007
compramos esta casa en Cartago, es más cerca para mi esposo ir al trabajo, él
es asesor de la Corporación Nacional Hortícola, se ocupa del cultivo de papa, y
aquella crece por lo general en tierras de clima fresca, en las montañas cerca
de Cartago.
- Usted ha
vivido más de treinta años con su esposo.
¿Cómo lograron eso, ya que la mayoría de las parejas mezcladas ya se han
divorciado hace tiempo?
- Sí, lamentablemente en nuestros tiempos mucha
gente se divorcia, y a las familias de diferentes nacionalidades les cuesta aún
más llegar a un acuerdo mutuo. Pero
Rodolfo y yo estamos muy unidos, siempre hemos tenido el deseo de estar juntos,
y los hijos nos acercaron aún más. Igual
que yo, él siempre está al tanto de todas sus cosas, a menudo me llama del
trabajo, pregunta, se interesa. Es un
hombre muy trabajador, un excelente padre y esposo, ¡tuve muy buena suerte en
el matrimonio!
- Es
excelente. Bueno, entonces ya hemos
aclarado que de parte de sus padres, Andrey sólo ha recibido buenos ejemplos. ¿Pero, es suficiente para llegar a ser un
campeón?
- Por supuesto que no. El hombre tiene que poner de su lado el
máximo de esfuerzos. Creo que en
realidad, cualquier joven o mujer con talento puede lograr mucho en su vida,
sólo se necesita amor al trabajo, dedicación a sus metas y la confianza en sus
propias fuerzas. Mi esposo y yo todavía
no podemos creer qué tan alto ha volado Andrey, ¡llegó al nivel deportivo más
alto! Pero él no tiene ninguna duda de
sí mismo y va hacia siguientes victorias con firmeza. Andrey tiene un carácter de luchador, desde
niño ha sido muy inquieto, le gusta competir, y eso es muy importante. Pero tengo que notar que no es suficiente
tener la seguridad de que uno gane, es necesario llegar a tener altísima
condición física, entrenar mucho. Andrey
con su equipo usualmente entrena por lo menos 6 o 7 horas diarias. Para poder correr más rápido que todos, diría
yo, al 75% depende del cuerpo del deportista, del funcionamiento de sus
músculos, el corazón, los pulmones, y sólo la menor parte, de su deseo para
ganar. El deporte ciclístico,
especialmente la variedad que practica Andrey, carreras de muchos días de ruta
en carretera, demandan demasiada resistencia por parte del deportista, por esta
razón todos los campeones son personas de mayor edad. Es un deporte agotador y extenuante, uno tiene
que conocerse a si mismo muy bien y todo el tiempo controlar el funcionamiento
de su cuerpo.
- Sin embargo,
los fracasos pueden afectar negativamente al joven. Por ejemplo, en Londres Andrey llegó en el
puesto número 35, pero todos esperábamos que entrara por lo menos en los
primeros veinte. ¿Cómo reaccionan
ustedes en estos casos?
- Bueno, en primer lugar, demostró muy buen
resultado, ya que antes de él, ¡nadie de los centroamericanos llegó a terminar
la carrera! Y en segundo, los Juegos
Olímpicos son como una lotería, es muy difícil ganar porque nunca sabes qué
estrategia elegir. Andrey pasó muy bien
los 250 km del recorrido, estaba ahorrando sus fuerzas, se mantenía por detrás
de los ingleses porque creía que eran posibles ganadores, y se preparaba para
aumentar la velocidad al final de la carrera.
Y resultó que al final, el pelotón se hizo tan denso que ya no le dieron
chance de colarse adelante. Por supuesto
es triste, porque él llegó a la meta con una reserva de fuerzas sin gastar,
pero en ese caso, lo afectó su poca experiencia en eventos de esta
naturaleza. En general, para nosotros no
existe tal cosa como “fracaso” en competencias;
la única mala suerte puede ser algún accidente o trauma, los que siempre
están esperando a un atleta.
Lamentablemente, es difícil evitar caídas, esguinces y hasta fracturas;
por supuesto, es muy desagradable.
Andrey en su vida se ha fracturado la clavícula tres veces (una de ellas, dos veces). Es verdad que ahora de una vez los operan y
les implantan una platina especial, así la fractura se sana mucho más rápido y
prácticamente sin dolor. Y ni quiero
recordar aquel accidente cuando a Andrey lo atacaron en Costa Rica para robarle
su bicicleta; tengo mucha fe que esto nunca se va a repetir. Pero victorias y medallas llegarán sin falta,
él tiene todo por delante, ya que todo lo hace bien: se entrena correctamente,
come bien, duerme mucho, no fuma, es verdad que a veces se les permite tomar
una copa de vino. Por eso estamos
tranquilos: antes o después, el resultado tiene que llegar.
- ¡Andrey
últimamente se hizo muy famoso en Costa Rica!
Hasta la Presidenta Laura Chichilla lo felicitó personalmente y se emitió
una estampilla conmemorativa en su honor.
¿Ustedes no temen que se vuelva presumido? Todos sabemos que en la vida no sólo hay que
sobrepasar el fuego y el agua, sino también “los tubos de cobre” (la prueba de
gloria)…
- No creo que los éxitos le vuelvan loca su
cabeza. Siempre le decimos que ojalá siempre
sea como es él: humilde, alegre y sencillo en el trato.
- ¿Y cuáles son
sus planes para el futuro?
- La meta más cercana es participar en el
Campeonato Mundial de Ciclismo que se va a realizar del 15 al 23 de septiembre
en Holanda. Hay que recorrer 250 km,
igual que en Londres. Andrey se prepara
muy seriamente para este evento y quiere entrar entre los primeros diez. Y después… seguir entrenándose, como
siempre. Tiene el contracto firmado con
Movistar por dos años más, y qué será después, lo veremos.
- ¿Y usted
siempre viaja tras su hijo para presenciar sus competencias?
- Trato de viajar aunque una vez por año, no
puedo ir más seguido, no tenemos con quien dejar mi madre que ya es muy mayor,
¡pronto va a cumplir los 90 años! Pero
estoy contenta que en momentos necesarios estoy a su lado, como aquella vez
cuando Andrey se fracturó la clavícula.
Lo acompañé en el hospital, lo tranquilicé, para él eso es muy
importante, por su puesto.
- ¿No ha
visitado todavía Rusia para las competencias?
- No, en Rusia todavía no hacen carreras de
muchos días, las que le gustan, sólo hay una – alrededor de la Plaza Roja. Además, los deportistas por lo general se van
de Rusia y trabajan en otros países. Por
ejemplo, en el equipo de Andrey, “Movistar”, hay dos bielorrusos…
Комментариев нет:
Отправить комментарий