Muchos de nosotros, especialmente personas de edades mediana y avanzada, recuerdan las palabras de una mujer entrada en años al final de una película famosa de Tenguiz Abuladze “Arrepentimiento” …“cualquier camino sólo sirve para llevarnos hacia el templo”. El significado filosófico de estas palabras es simple y comprensible para cada cristiano, ya que la vida del ser humano al final de cuentas debe ser un camino hacia su transformación espiritual, un camino hacia la fe, hacia Dios… Pero para nuestra parroquia ortodoxa en Costa Rica, la imagen del camino hacia el templo, además de su significado simbólico, tomó últimamente también formas totalmente reales.
Una calle corriente del cantón capitalino de Coronado, al principio asfaltada, después de piedra, serpenteando entre paisajes tropicales habituales para estas tierras, nos lleva a un amplio espacio llano, donde se abre un espectáculo extraordinario: un templo ortodoxo, austero en sus simples líneas clásicas, majestuoso y bello…
Todavía no está terminado: su cabeza aún no está coronada con la tradicional cúpula de amapola, no hay campana en el pequeño campanario, tampoco hay unos pequeños detalles de los acabados exterior e interior, y no está terminado el trabajo de ordenamiento del lote adyacente. A pesar de eso, el templo ya está vivo: aquí viene la gente, centellean las cálidas luces de velas ceremoniales y cada domingo aquí se llevan a cabo los oficios divinos de forma comunal. En los días cuando viene el Padre Daniel Mackenzie y en fiestas eclesiásticas grandes, el templo se encuentra repleto hasta el tope.
Al visitarlo, uno siempre recuerda con agradecimiento especial al difunto Padre Rodión Aragón, nuestro sacerdote parroquial, ya que la obra más importante de su vida fue la fundación del primer templo ortodoxo en tierra costarricense. Se recuerda también a su esposa la Madre Elena, al síndico honorable de la parroquia Nicolás Zakharoff, al autor del proyecto del templo, el arquitecto costarricense Félix Villalobos, cuya desinteresada labor de levantamiento fue mencionado en la misiva personal del Primer Jerarca de la Iglesia Rusa en el extranjero, su Santidad Metropolitano Hilarión, quien recuerda a todos los párrocos y laicos los que con sus esfuerzos, el trabajo de construcción, sus donaciones monetarios, sus calurosas plegarias, cada cual con lo que pudo, contribuyeron a la realización del sueño de tener un templo. Creemos que la verdadera gloria y majestuosidad de nuestro templo, llamado en honor del ícono de la Virgen de Vladimir, está por delante, y que éste resplandecerá con una cúpula espléndida, se vestirá con el oro de sus adornos interiores, obtendrá su abad permanente y llegará a ser, como se dice el pueblo ruso, un lugar “lleno de rezo”. Y lo principal, creemos que el camino de salvación hacia el Templo se va a abrir todo el tiempo para mucha gente nueva .
Nicolás Ivánovich Zakhároff – síndico de la parroquia
Natalia Plesheeva – secretaria de la parroquia
Lidia Kondrashova – tesorero de la parroquia
Oxana Lysova – la hermana superior
Irina Burkaltseva y Olga Dyakova – comité controlador
Mikhail Larguin, Lilia Bakalets, Marina Bakhnova – miembros del clero eclesiástico.
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