Газета русской общины в Коста-Рике - Periódico de la comunidad rusa en Costa Rica

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воскресенье, 3 апреля 2011 г.

GAZETA # 30. Febrero 2011. Artículo 4. Personaje del mes. UNA MUJER DE VOLUNTAD DE ACERO Y EL CORAZÓN SUAVE

Alla Kozakova vino a Costa Rica con un esposo costarricense recién graduado como médico, y con su bebé de un año.  Ella no pudo terminar su carrera, así que tuvo que venirse sin el título.  Pasados cuatro años la familia se desintegró.  Había que comenzar una vida de nuevo.   En un país extraño, sin medios para subsistir, casi sin saber el idioma y  sin la ayuda de sus abuelas, logró criar a su hijo, terminar la universidad y graduarse como médico, llegando a ser profesora universitaria  y excelente especialista.  Ahora trata a los viejitos porque ellos “además de sus enfermedades, tienen muchos otros problemas, a menudo sus familiares los abandonan, por eso hay que ayudarles”.

El personaje de esta edición es una mujer abnegada que con sus esfuerzos logró grandes éxitos en la vida.

-  Alla, ¿porqué usted salió de su país natal sin el título?
-  Soy oriunda de la ciudad de Lutsk, Ucrania.  A la edad de 17 años entré al Instituto Médico de Odessa donde cursé cuatro años.  En mi familia la profesión de medicina siempre ha sido de gran respeto.  Mi abuelo era un general en medicina que  pasó toda la guerra como médico militar.  Desde niña, no tuve carencias de nada, mis padres me cuidaban y chineaban mucho.  Me permitieron ir a otra ciudad para estudiar sólo porque ahí vivían mis abuelos.  En la residencia estudiantil conocí a Marvin.  Al año  nos casamos y pronto nació nuestro hijo, Ilian. En 1991 cuando Marvin se graduó, a mi me faltaban aún dos años para terminar la carrera.  Él no pudo quedarse en Odessa más tiempo y tuve que abandonar mis estudios para no separar la familia.  Así que me quedé sin graduar, de lo que después me arrepentí, por supuesto.  No pude imaginar lo qué me esperaba en Costa Rica.

-  Sí, una niña tan próspera y feliz, de repente se encontró en una situación tan dura… ¿Su vida en Costa Rica desde puro principio era muy difícil?

-  Sí, los primeros años fueron terribles.  Mi esposo estaba pasando internado y no le pagaban salario;  no teníamos donde vivir.  Al principio nos acomodamos en la casa de su hermana en San José, pero allá los roces eran cosa de todos los días.  Es natural, a quien le gusta aguantar una familia ajena, además con un niño pequeño.  Aún así me esforzaba por ayudar: trabajaba de niñera cuidando los hijos de mi amiga Vera Fomichova y hacía arepas rusas para vender.  Pero una vez sucedió un hecho desagradable: estaba planchando pañales, sonó el teléfono, tuve que correr para contestar, en la carrera se me enganchó el cable eléctrico, la plancha caliente cayó al piso y dejó una mancha fea sobre la alfombra sintética…   Usando este pretexto la cuñada de una vez nos echó de la casa.  Entonces, le pedimos refugio a una sobrina de mi esposo y ahí peor aún.  Resultó que la sobrina trabajaba en un club nocturno y ofrecía sus servicios a cualquiera…

-  ¿Su esposo estuvo mucho tiempo sin sueldo?

-  No, pronto terminó el internado y lo mandaron a hacer el servicio social en San Vito, en la frontera con Panamá.  Me puse muy alegre, al fin pudimos vivir bien, alquilar vivienda, hice amigos….nuestro hijo estaba creciendo.  Pero mi felicidad duró poco.  En una ciudad pequeña es difícil tener secretos, y pronto supe que mi esposo se había hecho de una amante.  Esto me rompió el corazón.  ¡No pude entender qué es lo que le faltaba!   Pero parece que así es la naturaleza de este hombre.  Tanto antes, cuando vivíamos en San José, como después, cuando nos mudamos a San Carlos, todo fue igual, él no dejaba pasar ni una sola enagua.  Vivimos un año en San Carlos.  Nuestro hijo ya tenía 4 años, era un niño maravilloso, hablaba el ruso y el español.  Pero las relaciones en la familia se volvieron totalmente insoportables.  Mi esposo comenzó a ganar bien, pero no trataba de mejorar el modo de nuestra vida, ni pensaba en comprar casa propia mientras que todo el dinero se gastaba en lindos autos, los que cambiaba casi cada año.  Al fin lo dejé y me fui a vivir en San Ramón de Alajuela con la esperanza que tal vez aquel reflexionara y cambiara su comportamiento.  Pero no sucedió.  Entonces decidí mudarme a la capital.  En  este momento ya estaban listos mis papeles para comenzar a estudiar de nuevo aquí.

-  ¿Estudió en la U.C.R.?

-  No, para terminar más rápido, me matriculé en una universidad privada – la UACA (Universidad Autónoma de Centroamérica) que  ahora se llama UCIMED.  Pero no me reconocieron todos los cuatro años ganados y  tuve que comenzar la carrera a partir del segundo semestre del primer año.  Al principio era muy difícil ya que casi no dominaba el idioma español.  Tenía que pagar por mis estudios, sin contar el pago de alquiler de vivienda y los servicios de una niñera que cuidaba a Elías.  Al principio mi esposo me mandaba la pensión regularmente y me pagaba los estudios, pero al un año se cansó.  Me acuerdo que ya casi  había terminado el tercer semestre, pero todavía no cancelaba los créditos.  Me llamaron a la dirección y me advirtieron que si no pagara este mismo día, todos los cursos ya vistos serían anulados.  Corrí a llamar a mi marido y aquel contestó: “¿Y qué vas a hacer? No te puedo ayudar en nada”.  Tuve que pedir el dinero prestado a todos mis familiares y amigos, y el único quien respondió era la hermana de Marvin a quien le estoy muy agradecida por eso.  Ella y su compañero sentimental don Guillermo a su momento me ayudaron mucho, no sólo en este caso, sino también cuando tuve que tramitar mis documentos para entrar a estudiar, además don Guillermo me daba muchos consejos (también es médico), me cuidaba y me apoyaba.  También me ayudaron mis amigos: Yana Farafonova y su esposo.  Sin ayuda de esta gente nunca hubiera podido  hacer nada.  Hasta ahora guardo en mi memoria aquel día, aquel teléfono público, mi desesperación, la respuesta cínica de mi marido…  Después de eso me apreté el corazón en un puño y le pedí el divorcio y la pensión.  Un juez lo sentenció a pagar 200 000 colones mensuales lo que era mucho dinero y  hasta ahora lo es.  Aquel estaba horrorizado, me llamó para negociar  y “regateó” una rebaja prometiéndome pagar la suma completa hasta graduarme y después, sólo la mitad.  Pero yo ya no confiaba en él  y comencé a tramitar un crédito en CONAPE (Comisión Nacional de Préstamos para Educación). Allá me pidieron traer dos fiadores, y de nuevo don Guillermo me ayudó y  me prestó el dinero para los estudios.

-  ¿Y después de graduarse usted consiguió un empleo?

-  Sí, después de terminar el internado me mandaron a Puntarenas donde trabajé dos años.  Después hice el examen para la residencia y lo gané, pero no me dieron el puesto de una vez.  Mientras estaba esperando decidí arriesgarme y mudarme a la capital;  mi ex compañera de la universidad y mi mejor amiga me prometió colocarme provisionalmente en una clínica para trabajar en consulta externa.  Dejé atrás mi vida en Puntarenas y encontré un apartamento en Moravia, pero en este momento la vida me dio otra sorpresa más: llegué a la clínica, pero no encontré allá a mi amiga, estaba de vacaciones, y sin ella no me dieron empleo.   Aquí fue cuando me asusté en serio: ¿cómo voy a vivir?  Tenía que pagar alquiler, mantenerme y con mi hijo, y además para ese entonces ya me había  llenado de préstamos… De nuevo tuve que pedir a mis familiares y amigos que me hicieran el gran favor de buscarme cualquier trabajo.  Y este  apareció… en un lugar llamado Turrúcares de Alajuela;  ¡viajaba de ida y regreso en cuatro buses!  Por dicha eso duró sólo un mes porque al fin al fin apareció mi amiga y cumplió lo prometido - me colocó a trabajar en la clínica.  Al  medio año me ofrecieron el puesto en el Hospital San Juan de Dios, para  hacer la especialización en geriatría.  Es ahí donde hasta ahora trabajo, ya hace cinco años. 

-  Alla, muchos compatriotas nuestros tienen interés en conocer el nivel de medicina y el seguro social en Costa Rica.

-  El nivel de la medicina es bastante alto, especialmente en el centro del país.  Desciende cuanto más lejos de la ciudad, faltando muchas veces los  especialistas.  Para que  atiendan a alguien, no necesariamente se tiene que ser asegurado.  Para las mujeres embarazadas la atención dental es gratis así como también cuando están  en labor de parto el servicio médico es gratuito, lo mismo para las personas de edad avanzada y  los niños pequeños, quienes gozan de vacunación y  atención completa. Y para aquellos que trabajan y tienen salario, de este se les rebaja un 7 % mensual para el seguro social aparte de que se incluyen  también su cónyuge, padres e hijos.  Aquellos que trabajan en negocio propio pueden pagar un seguro “voluntario”, y su monto se establece dependiendo de la profesión e ingresos de la persona.  A todas las personas aseguradas se les otorga cualquier servicio médico y medicinas que sean necesarios, sin límite alguno.  Pero aún si usted no está afiliado al sistema, nunca le van a negar la ayuda médica en caso de emergencia, incluyendo operaciones y estadía hospitalaria.  Posteriormente le enviarán la cuenta para el pago correspondiente.

-  Alla ¿y por qué usted escogió para su especialidad precisamente geriatría, o sea tratamiento de personas viejas?

-  Porque es una rama de las más “completas” de la medicina; es muy complicado tratar gente de la tercera edad, además de que las enfermedades tienen un montón de problemas relacionados con los procesos de envejecimiento.  A menudo los familiares les abandonan y esto agrava su condición.  Por eso trato de ayudarles como puedo.

-  Entonces, ¿ahora usted vive tranquila, su hijo ya creció, no tiene nada en qué preocuparse?

-  Ay no, para nada.  Además del hospital trabajo en una clínica privada y por las noches atiendo mis propios pacientes en el Paseo Colón.  Y dos veces por semana enseño geriatría en la UIA – Universidad Internacional de las Américas.  Nuestro grupo científico hace poco ganó el primer lugar a nivel nacional por el trabajo en determinación de factores de riesgo (genéticos y clínicos) en desarrollo del síndrome demencial en personas de la tercera edad.   Casi nunca estoy en la casa, tengo demasiado trabajo.  Además, ahora tengo familia más grande…

-  ¿Se volvió a casar?

-  Sí, y esta vez estoy muy feliz en el matrimonio porque tenemos  siete años juntos.  Nos presentó la niñera de mi hijo.  Es ingeniero, se llama Jorge, es un hombre muy decente, guapo, inteligente y noble.  Poco después de la boda nació nuestro hijo, Víctor, quien ya tiene 6 años y medio.  Además, estoy criando desde la edad de dos años a Camila, la hija del primer matrimonio de  Jorge, y ella es como si fuera mía.  ¡Ahora somos cinco!  No tengo tiempo de aburrirme, y  los fines de semana estoy ocupada ya que llevo a Víctor a clases de piano, es un chico muy talentoso. 

-  ¿No ha perdido contactos con la patria?

-  No, nos comunicamos regularmente por teléfono y por conexión electrónica.  Mis padres viven en Lutsk.  Jorge y yo ya los hemos visitado dos veces y  estamos por ir por tercera vez.  Es verdad que tenemos el problema del idioma: Jorge no habla ruso, así que tenemos que comunicarnos en español. 

-  Entonces necesitan relacionarse más con nuestros compatriotas en Costa Rica, llegar a nuestras actividades sociales.

-  Sí, gracias por la invitación, la próxima vez trataremos de llegar sin falta.

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