“Lomonósov fue una gran persona. Entre Gran Pedro y Catalina, es el único genuino luchador por la ilustración. Creó la primera universidad. Mejor dicho, él mismo fue nuestra primera universidad”. A.S. Púshkin
Lomonósov fue un gran científico enciclopedista, pensador y poeta; Rusia, con razón, se enorgullece de su nombre, y era el hombre quien, según Púshkin, “experimentó todo y penetró todo”. Siendo joven, estudió matemática, física, filosofía, química, metalurgia, historia, y además sacó tiempo para formar reglas del sistema métrico de poesía rusa, perfeccionar la gramática y enriquecer la teoría de la retórica. Sus observaciones en el campo del idioma sirvieron de base para establecer la moderna lengua laica rusa. Pero sus descubrimientos más importantes tratan de química, física y astronomía. Por ejemplo, en la historia de la ley de la preservación de energía y la masa, Lomonósov posee el primer lugar, también en la formulación de los planteamientos fundamentales de la teoría cinética de gases. Señaló la naturaleza eléctrica de las auroras boreales y evaluó su altitud. Para que el nombre de Lomonósov quedase preservado por los siglos, sería suficiente su descubrimiento de la existencia de atmósfera en Venus o la comprensión de que la superficie del Sol representa un océano de fuego enfurecido, o el descubrimiento de la acción de los rayos del Sol en la formación de las colas de cometas.
Moneda memorial para el 250° anuversario de la Universidad Estatal de Moscú
Las obras del científico dieron principio de la gran variedad de ciencias en nuestro país. Sus intereses científicos aludían a diferentes campos (metalurgia, geología, estudios de suelos) y se reflejaron hasta en el campo de las bellas artes. Le debemos a Lomonósov el nacimiento del mosaico ruso y de los abalorios, y también su obra maestra, el famoso panel hecho en la fábrica de Lomonósov y dedicado a la batalla de Poltava. Al dedicarse a la ilustración, Mikhail Vasílievich defendía los derechos de los bajos estratos sociales para recibir educación y objetaba las voces que decían: “¿A dónde vamos con la gente científica?” La gente educada, según Lomonósov, era necesaria “para Siberia, la minería y las fábricas; para la preservación del pueblo, la arquitectura, justicia y corrección de costumbres; para el comercio, la unidad del pueblo en la pura fe cristiana, la agricultura y predicción del clima, asuntos militares, el camino del norte y las relaciones con el oriente”. Muchas de sus obras son vigentes hasta ahora. “La antigua historia de Rusia desde los principios del pueblo ruso” y “Sobre la preservación y reproducción del pueblo ruso” son lecturas muy interesantes a pesar de la distancia de dos siglos desde que estos libros fueron creados.
Estas líneas de nuestro compatriota genial suenan con patriotismo, amor y confianza por su pueblo: “O vosotros, a los que espera la Patria nacer de sus entrañas… ¡O sus días bendecidos! Que osen ahora, alentados con sus esfuerzos, para demostrar que la tierra rusa puede engendrar sus propios Platones y Newtones de mente rápida”.
Iryna Borovyk
Комментариев нет:
Отправить комментарий