El 4 de febrero en Moscú se realizaron manifestaciones populares en las que participaron muchos miles de ciudadanos, bajo la consigna de “elecciones justas” - las que están programadas para el 4 de marzo. Ya que los pasados comicios para elegir a los diputados de la Duma Estatal en diciembre pasado fueron señalados como “dudosos”, los rusos – especialmente los pobladores de ciudades grandes – están preocupados por las elecciones venideras para elegir al Presidente de Rusia.
A pesar del frío, 20° bajo cero– la gente salió a la calle y caminó aceleradamente, para no congelarse, unos cuantos kilómetros, bajo la protección de policía. Las opiniones del público se separaron. Los que se reunieron en la Plaza Bolótnaya, gritaban “Rusia sin Putin”, pero en el Monte Poklónnaya estaban aquellos a favor del poder estatal estable. Todas las manifestaciones fueron bien organizadas y se llevaron a cabo sin complicaciones, ni violencia. En la salida del metro, los policías revisaban a cada persona con detectores de metales.
Según datos del Ministerio de Asuntos Interiores, la plaza “pro” Putin reunió más de 100 mil personas y la plaza “contra”, sólo 35 mil. Según otros datos, fue al revés: en la plaza contra el gobierno (la que fue titulada “anaranjada”, por analogía con la campaña política ucraniana del año 2004) se reunió más gente que en la plaza a favor de la candidatura de Putin. Uno puede creer o no en las cifras oficiales, pero en las fotos se observa claramente que en las dos plazas se reunieron un número gigantesco de personas.
La lucha electoral en Rusia se está calentando y los dos lados no desprecian acusaciones muy ostensibles. Mientras los adversarios de Putin llaman “ladrones” a él y a todo su equipo, sus defensores llaman a aquellos enemigos de Rusia y marionetas americanas, insinuando que sus acciones se alimentan con fuerzas ajenas a Rusia. “Rusia queda como la última barrera en el camino del establecimiento del imperio del mal” – dijo en el Monte Poklónnaya Alexander Dúguin, mencionando veladamente a los Estados Unidos. Y los volantes que se estaban distribuyendo en esta plaza, los culpaban directamente en la “organización de las revoluciones en Egipto, Yemen, Libia y Siria”. El vicecanciller ruso S.A. Ryabkov, al comentar estos acontecimientos, también aseveró que “existe información verídica de que los Estados Unidos está financiando muchas estructuras políticas antigubernamentales en Rusia”.
Con todo eso, los testigos que estaban en el Monte Poklónnaya en su gran mayoría coinciden en que esta gran cantidad de personas no se ha reunido allá por pura casualidad. Describen largas filas de buses, a menudo con placas de otras ciudades, que llevaban gente a la plaza. Además, en la multitud se escuchaban conversaciones de que la gente fue forzada a ir a la manifestación “bajo la amenaza del despido” y en la plaza estaban los organizadores pasando listas de asistencia de sus empleados. http://vybor2012.com/
La doctora en ciencias políticas, miembro del buro político de movimiento “Rusia Internacional” Tatiana Poloskova, en su artículo “Manifestación en el Monte Poklónnaya es una lección para Vladimir Putin” admite que “la situación que se ha formado en la sociedad rusa, no es normal y gran cantidad de la culpa por eso ls tienen aquellos que están en el poder… Pero comprendemos que resolver problemas por medio de “revueltas anaranjadas” significa empujar el país hacia una desorganización inminente y terminante, y tendrá razón aquel que detenga este guión”. http://regnum.ru
El experto líder del Centro Carnegie de Moscú Nikolai Petrov considera que “la protesta en realidad no está relacionada con las elecciones de la Duma, ni con el conteo incorrecto de votos. Es la demostración del hecho de que un gran estrato de la población ha acumulado una masa crítica de reclamos hacia el poder. Y con las elecciones presidenciales las acciones de protesta no van a cesar. Creo que -al revés- van a aumentar. Después del 24 de diciembre el gobierno no hizo movimientos algunos para realizar el paquete de reformas políticas, por eso la gente plantea reivindicaciones bastante serias a las autoridades, y su decisión de defender su posición no disminuye. Por lo mismo, después del 4 de marzo, creo, el Kremlin tendrá que realizar las promesas que ha formulado, y seguir por el camino de reformas del sistema político. La cuestión de modernización política es la cuestión de la sobrevivencia del poder”.
Alexey Múkhin, director general del Centro de Información Política, también está de acuerdo con que “después del 4 de marzo las protestas seguirán y además serán muy amplias”, por eso las autoridades “tendrán que cambiar su fisionomía política, y en caso contrario, no evitarán una explosión social”.
Svobodnaya Pressa
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