Газета русской общины в Коста-Рике - Periódico de la comunidad rusa en Costa Rica

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среда, 11 апреля 2012 г.

GAZETA # 43. Marzo 2012. Artículo 4. OLGA Y FILIPP - NUESTROS JÓVENES ARTISTAS

 
Los hermanos Anáskin se vinieron con sus padres de Moscú a Costa Rica siendo todavía niños.  Hablan español sin acento, estudiaron y crecieron en este país.  Sin embargo aman y entienden la cultura rusa: la literatura, el cine, la música.  Especialmente se decantan por las artes visuales ya que los dos, por influencia de su padre, desde niños entraron en contacto con la pintura.  “Nuestro padre siempre ha amado el arte, pero no pudo llegar a ser pintor profesional y nuestra madre nos inculcó costumbres tan importantes como el amor al trabajo, la honestidad y la fidelidad” – dicen.  Ambos trabajan intensivamente y tratan de crearse un nombre artístico en el ambiente de Costa Rica.

Conozco esta familia desde hace muchos años.  Salieron de Rusia en los difíciles años 90s y al principio se dirigieron hacia donde la hermana de Liuba que vivía en Panamá para después terminar en Costa Rica.  En los primeros años tuvieron tiempos muy difíciles: vivían sin empleo, sin papeles, alquilando vivienda. Buscaban cualquier trabajo para ganarse el pan de cada día.  Filipp tenía apenas un año de edad y pronto también nació Dasha.  Pero prefieren no recordar las cosas difíciles, ahora se han acostumbrado en Costa Rica y no piensan en regresar.

-     Olga, ¿cuántos años tenía cuando ustedes se vinieron a Costa Rica?

-       Tenía once años.  Y de una vez fui a la escuela, aunque no entendía el idioma español.  Lo estudié “por el camino”.  En Moscú iba a una escuela especial artística donde obtuve los conocimientos básicos en artes visuales.  Pero aquí, en Barva de Heredia, no tuve la oportunidad de entrar en una escuela especial sino que tuve que estudiar en una corriente.  Sin embargo, a pesar de todo, pintaba cada día, haciendo pequeños paisajes para aprender composición, forma, el color y la luz.

Los primeros años alquilábamos una casa en Barva, después se hizo muy pequeña para nosotros y nos mudamos a San Lorenzo donde alquilamos una casa amplia de madera, tenía un gran jardín, pero era una casa muy vieja, allá todo el tiempo sucedían cosas mágicas: por las noche algo sonaba, golpeaba, los bombillos en el techo se aflojaban solos y de repente se caían al piso, y por las paredes a veces empezaba correr un líquido oscuro y espeso, parecido a sangre.  Una vecina quería contarle a mi madre que en esta antes había sucedido algo terrible, pero mi mamá no quiso escuchar.  En general, vivíamos muy felices en esta casa.  Teníamos muchas diferentes preocupaciones y no prestamos atención a esas cosas raras.

Durante muchos años nos tocó vivir en Costa Rica de manera ilegal, gracias a que en las escuelas no exigen documentos de residencia, y mis papás trabajaban en empresas privadas.  Pero después tuvimos una muy buena suerte: el gobierno en turno ha resuelto el problema de una gran cantidad de la población ilegal en el país.  Mis padres obtuvieron su residencia sin requisitos.  Pero mi hermano y yo tuvimos que realizar todo el trámite y correr mucho por diferentes oficinas.

Los últimos siete años hemos vivido en San Juan de Santa Bárbara donde, gracias a Dios, obtuvimos un terreno propio.  El lote es grande y tiene plantaciones de naranjas, mango, bananos y otras plantas y frutales tropicales.  Mientras mis padres están construyendo una casa grande para toda la familia,  yo estoy haciendo una casita pequeña para mi, allá en el segundo piso donde tengo una vista preciosa y muy buena luz para trabajar.


-  Olga, ¿ha estudiado pintura después del colegio?

-  Sí, nunca dejé el arte.  Aunque nuestra situación económica era muy difícil (tenía que buscar cualquier trabajo para ganarme la vida y también ayudar a mis padres), a pesar de todo estudiaba en la Universidad de Costa Rica, en la facultad de bellas artes.  En verdad,  matriculaba sólo dos o tres materias al año y  por eso el proceso avanzaba muy lentamente.  Hasta ahora todavía no he terminado todos los cursos ya que me casé y di a luz a dos niños.  Pero ahora estoy pensando que en realidad, no es tan importante tener un título de artista.  Sólo se ocupa para conseguir un empleo de diseñador o profesor.  Pero para ser artista y exhibir sus obras, lo único necesario es la práctica, todo depende de su creatividad.  Me gustaría mucho llegar a ser una pintora de verdad.  Cuando mi esposo Diego pinta sus cuadros me agarra “envidia blanca”.  El arte para mi es ilusión y realidad, lo conocido y desconocido, es el camino y el encuentro, la luz y la oscuridad.  En mis trabajos trato de expresar este sentimiento, este encantamiento, el amor a la belleza.  Ya tengo una serie de cuadros donde intenté expresar mi mundo interior.  Participé en varias exposiciones: en la Universidad Nacional – en la exposición “Talentos Jóvenes” en 1996; en Moscú – en la exposición “Rostros y paisajes” en Galeria 2V, 2004;  en Barva – en el festival “Mujeres Pintoras de Barva”, 2006;  en el salón del Teatro Nacional – en la exposición “Ilustraciones para el libro de cuentos” en 2007 y en la Casa de la cultura en Heredia – en la exposición del Grupo Suwoh en el año 2010.  Hice ilustraciones para cuatro libros para niños que escribió Anna Aronson, la directora de “The European School”.  Y desde que me transformé en madre, una nueva conciencia se abrió en mi, siento que comprendo más profundamente el mundo y a mí misma.  Si tuviera la oportunidad, sólo me dedicaría al arte.  Pero necesito un buen taller, además los hijos pequeños y la casa me quitan mucho tiempo.



-  Entonces, ¿ahora sólo se dedica a la casa?  Veo que también trabaja en el jardín?

-  Sí, la casa y el jardín son ocupaciones muy agradables.  Pero también doy clases, dos veces por semana imparto un círculo de pintura para niños en la Escuela Europea, también tengo clases privadas, los estudiantes vienen a mi casa.  Entre mis alumnos está un niño muy talentoso Iermak Krutkó que me satisface mucho.


 
-  Filipp, ahora es su turno.  Sé que viniste a Costa Rica a la edad de un año.  Pero, ¿cómo pasó que siendo cien por ciento persona rusa, usted no habla el idioma?

-  Sí, soy ruso por todo el lado, pero sólo comprendo el idioma ruso y puedo leer, pero casi no lo hablo.  La cosa es que mis padres estaban todos los días muy ocupados en sus trabajos y tuve que quedarme con una niñera costarricense la que me cuidaba…

-  Sí, este problema sucede a menudo con nuestros niños.  ¿Usted también decidió ser pintor?

-  Sí, estudié en la escuela de artes “Conservatorio Castella” donde recibí los conocimientos básicos en pintura.  Después mis padres me matricularon en la escuela privada “The European School” donde ellos también trabajan de profesores, y allá pude aprender muy bien el idioma inglés.  Pero no pude terminar el colegio allá porque el pago mensual era muy alto.  Tuve que hacer exámenes del ministerio para obtener el título de bachillerato.   Ahora estoy cursando el 4-o año en la Universidad Nacional en la carrera de Arte y Comunicación Visual.  Tampoco perdí el contacto con la Escuela Europea donde imparto el curso de dibujo para los estudiantes de grados superiores.  El arte de pintura para mí, es la ocupación más favorita, pinto rápido y mucho y pienso hacerlo hasta el fin de mi vida.  Hago retratos y naturaleza muerta, caricaturas, paisajes, mosaicos, murales.  Trabajo por encargos. A veces me invitan a unas actividades muy interesantes: hace poco participé en la presentación de nueva “tableta” “Galaxy” de Samsung.  Dibujaba con un palito sobre la pantalla táctil unos retratos caricaturescos de las personas presentes, ¡y este imagen de una vez se transmitía a una pantalla gigantesca para observación de todos!  Tuve que esforzarme mucho porque cualquier defecto, por más pequeño que sea, en un instante se vería multiplicado muchas veces.



-  ¿En qué estilo pinta usted sus cuadros?

-  Trato de seguir tradiciones de impresionismo y modernismo ruso – el arte de Grabar, Deyneka, Filonov, pero tampoco estoy libre de la influencia del arte latinoamericano, por supuesto.  En la frontera de dos culturas, siempre nacen obras más interesantes.  Ya expuse mis pinturas en varias exposiciones, un cuadro mío está en la pared en la oficina de la vicerrectora de la Universidad Nacional.  En mis pinturas, no trato de dibujar imágenes exactas parecidas a fotografías, sino más bien expresar mis ideas y pensamientos, hacer obras que tengan carácter.  Me atrae el arte conceptual, el que requiere un esfuerzo mental.  Por ejemplo, para el centenario del Tribunal Superior de Justicia, hice un cuadro con el tema de los derechos humanos.  Representa a San Sebastián con los ojos tapados y pinchado por flechas, como un símbolo de un mártir de la justicia.  Las tendencias latinoamericanas en mis pinturas se manifiestan con el uso de tonos vivos y fuertes, de una gama de colores optimistas.  El arte es una forma de vida.  Como en la vida real, hay cosas bellas y las hay horribles.  En el arte trato de lograr equilibrio entre estos dos extremos, ¡hacer mis cuadros horriblemente bellos! 


Estoy muy agradecido con Costa Rica porque nos dio refugio a mí y a mi familia, estoy muy feliz de vivir aquí.  Sin embargo me diferencio de la gente local no sólo por el color de mi pelo y los ojos, sino por la cultura rusa que vive en mi corazón. Es algo que me distingue entre la población costarricense.  Cuando voy a Rusia, siento allá la unión con mis raíces, encuentro mi identidad.  Pero allá tampoco soy como los demás, es una situación muy interesante y nos enriquece a la generación de los inmigrantes.  


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