Antonio Vargas Campos, historiador
El proceso de
normalización de las relaciones entre ambos Estados, iniciado a finales de la Segunda
Guerra Mundial, respondió a un periodo histórico en el que la autoridad de la
URSS en las cuestiones internacionales se ve acrecentada por su lucha
victoriosa contra el fascismo y por otro lado frente a los países
latinoamericanos representaba la segunda potencia industrial, lo que creó
premisas para vincularse con el Estado soviético en activas relaciones
económicas, comerciales y científico-culturales.
El desarrollo
posterior de los acontecimientos no estuvo de acuerdo con la dirección de las excelentes
perspectivas. La ampliación de los vínculos con la URSS y por consiguiente con
las ideas socialistas alarmó seriamente a los círculos dirigentes de los EEUU y
a determinados grupos costarricenses. En las condiciones de la Guerra Fría y la
derrota de los comunistas en la guerra civil de Costa Rica (1948) la “Junta
Fundadora de la Segunda República”, dirigida por José Figueres Ferrer, decidió
romper relaciones diplomáticas “con Rusia” (sic) para calmar los ánimos
internos.
Otra peculiaridad es
que nunca se le comunicó oficialmente al gobierno de la URSS esta ruptura con
“Rusia”. Al no haberse comunicado oficialmente al gobierno soviético, éste
siempre siguió considerando que las relaciones diplomáticas no habían sido
rotas, sino más bien que estaban en un período de enfriamiento. Otra
característica sui generis, se produjo en 1953 cuando el representante mexicano
en Moscú, Narciso Bassols García, terminó su trabajo diplomático en Moscú, sin
despedirse como representante de Costa Rica por cuanto no recibió por parte del
Ministerio de Relaciones Exteriores las orientaciones necesarias. La decisión
de no continuar relacionándose con la URSS afectaría los intereses económicos
de los cafetaleros costarricenses.
Es por esta causa que
para finales de los años sesenta Costa Rica inicia un proceso de apertura hacia
la URSS. Durante el gobierno de José Joaquín Trejos Fernández (1966-1970) se
realizaron una serie de actividades tendientes al aprovechamiento de los
mercados socialistas europeos, principalmente el soviético. Esta búsqueda de
nuevos mercados obedeció al surgimiento de excedentes en la producción
cafetalera, los cuales no podían ser colocados en los mercados tradicionales de
acuerdo con los convenios cafetaleros internacionales y a la saturación de los
mercados.
La suspensión de
relaciones efectivas con los soviéticos fue “suavizada” por la participación de
Costa Rica en el marco de la Organización de las Naciones Unidas y por acciones
no oficiales como visitas parlamentarias a la URSS durante los sesenta, el
establecimiento de la agencia de noticias TASS en Costa Rica, etc.
En 1969 dio inicio de
manera formal las discusiones oficiales con el fin de renovar las relaciones
diplomáticas y comerciales entre ambos Estados. En esa oportunidad se planteó
un amplio proyecto de intercambio comercial donde Costa Rica a cambio de la
venta de café adquiriría barcos mercantes, instalaciones portuarias,
helicópteros y un ventajoso préstamo para que el Estado adquiriera la Refinería
Costarricense de Petróleo.
Durante el gobierno de
José Figueres Ferrer (1970-1974) los anteriores planes comerciales son
reorientados, lográndose únicamente una venta de café a precios muy favorables
para Costa Rica. Pero el camino hacia la normalización de las relaciones ya
estaba abierto. A partir de 1970 los vínculos mantendrán un rumbo positivo. Las
relaciones comerciales abrieron la posibilidad para normalizar las relaciones
diplomáticas y ampliar los contactos científicos y culturales.
En 1970,
como producto de la visita de Max Blanco, cafetalero costarricense, autorizado
oficialmente por el gobierno de Costa Rica, se suscribió en Moscú un convenio
comercial y el protocolo correspondiente. Estos documentos firmados
ad-referendum fueron posteriormente remitidos por el Ejecutivo costarricense a
la Asamblea legislativa donde se le dio la ratificación constitucional y luego
publicado en La Gaceta N° 163 del 24 de julio de 1970.
El
siguiente paso en el acercamiento lo constituyó la formalización de las
relaciones diplomáticas. El 27 de diciembre de 1970, en Moscú y San José, se
publicó un comunicado conjunto acordando ambos gobiernos la normalización de
las relaciones diplomáticas al más alto nivel. La embajada soviética se
instituyó oficialmente en Costa Rica a finales de noviembre de 1971. En febrero
del año siguiente, el primer embajador residente de la URSS, Vladimir N.
Kazimirov, presentó credenciales y un mensaje personal de Nikolai V. Podgorny,
presidente de la URSS al presdiente José Figueres Ferrer. El acto de respuesta
de Costa Rica se realizó el 17 de julio de ese mismo año. El Embajador de Costa
Rica en Francia, Víctor Hugo Roman Jara, en calidad de representante oficial
ante el gobierno de la URSS presentó sus credenciales y el mensaje de respuesta
de José Figueres Ferrer a Nikolai V. Podgorny.
Durante
los años setenta se mantendrán relaciones dinámicas en los aspectos económicos,
comerciales y científico-culturales. Se firmaron otro tipo de protocolos. Sin
embargo, a pesar de que tanto el convenio comercial como los protocolos eran
ventajosos, no fueron debidamente aprovechados por Costa Rica. El comercio
recíproco tuvo un volumen reducido. En esos años y de acuerdo con datos de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el comportamiento de las
exportaciones fue errático, mientras las importaciones que realizó Costa Rica
crecieron lenta pero de manera regular. A su vez, el saldo comercial siempre
fue favorable a los costarricenses.
En los
años ochenta, el conflicto regional centroamericano y sus elementos ideológicos
provocaron que los vínculos soviético-costarricenses se caracterizaran por un
bajo perfil. Al desaparecer la URSS, las relaciones continuaron con la
Federación de Rusia, al ser esta la heredera jurídica. Costa Rica reconoció
casi inmediatamente al nuevo Estado ruso.
Para
finalizar este breve recuento histórico, debemos señalar que la cultura,
ciencia y tecnología rusa tienen en Costa Rica un gran respeto y admiración no
sólo en los estratos medios y con determinado nivel educativo. Los
costarricenses se han interesado por la historia, la literatura, la música, los
bailes tradicionales, las ciencias, entre otros aspectos, porque reconocen el
gran aporte a la cultura, economía y política mundial. Los vínculos iniciados
en 1872, continuados durante la URSS, con sus altibajos, hoy en día permanecen
y son objeto de nuevas formas de colaboración.
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