Газета русской общины в Коста-Рике - Periódico de la comunidad rusa en Costa Rica

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воскресенье, 28 октября 2012 г.

GAZETA # 50. Octubre 2012. Artículo 1. CONCIERTO "LA MUSA RUSA"





El pasado domingo 7 de octubre nuestros compatriotas y amigos costarricenses se reunieron en el teatro “Espressivo Pinares” para disfrutar música y poesía rusa en interpretación en vivo de sus amigos.  La actividad fue organizada por el Consejo Coordinador de Compatriotas en Costa Rica.  El teatro nuevo, con excelente acústica, sonido y luces, les concedió a los artistas todas las condiciones necesarias por un precio muy cómodo, y por eso agradecemos al dueño de la empresa “Café Britt” Steve Aronson.

¿Cual compatriota pueda dejar de amar las canciones de Vysotski, Okudzhava, Vizbor o Novella Matveeva? Todos crecimos con estas simples cancioncitas de profundo contenido romántico, filosófico o crítico, las que fueron muy características para el período soviético, cuando este tipo de arte muchas veces fue el único método de expresar su propia opinión o los sentimientos cívicos del poeta.  Escuchábamos esas canciones con los amigos, las cantábamos con la guitarra en la cocina o en la finca, en un picnic con la fogata, las grabábamos en radio grabadoras de cintas kilométricas.  

El Consejo Coordinador de Compatriotas en Costa Rica, a propuesta  de Nadia Gríshina, hace tiempo planeaba organizar una noche como esa: había planes de reunirnos en un parque, o en un club, o en la playa.  Pero Marta Rein y Mitia Ordanski, ya que son artistas con experiencia, esta vez decidieron organizar esa actividad “a lo grande”: si,  cantar, que sea con un buen micrófono y en una buena sala.  Fue muy buena la idea de Marta de transformar el escenario en una “cocina” con la tetera, unas copas y botellas de vino – como antes, “como de costumbre”.  La animadora no anunciaba los nombres de artistas con voz oficial, sino que invitaba a los participantes, como amiga, a su “cocina” y hasta les ofrecía tomarse un traguito de viejo vino añejado o vodka (de verdad, no hemos podido aclarar si era un accesorio teatral).

Los espectadores fueron conmovidos y sorprendidos con los talentos de sus compatriotas, y, entre ellos había gente de diferentes profesiones.  El médico San Sanych desde el principio “dio cuerda” al público con las canciones de Vysotski.  La educadora Elena Polster interpretó con penetración las canciones románticas de Novella Matveeva.  El empresario de seguridad Artur Mitinian les cautivó a todos no sólo con su voz, sino también el acompañamiento en la guitarra y el teclado.  La música, la letra, su voz y manera de interpretación – todo estuvo de altura.  Los amigos dijeron unánime que Artur hace tiempo debería de dejar su trabajo principal y dedicarse sólo al arte.  El consejero de la embajada de Rusia Yuri Khlébnikov interpretó de manera espléndida canciones de bardos rusos.  También nos gustaron las canciones de Dmitri Ordanski por su sinceridad y lirismo.  En el concierto, no sólo sonaba música sino también poesía y prosa.  La Madre Yulia Kulakova leyó su relato “El angel descalzo”.  El médico Sergey Krutkó les regaló a los espectadores sus poesías las que les provocaron lágrimas.  Iryna Borovyk compartió su mensaje rimado al ser amado, el que tenía guardado por muchos años y hasta ahora confió al público.   También fue una sorpresa agradable la participación del costarricense Ustín Skripachov, nuestro joven amigo, enamorado de la cultura rusa, el que hizo un acompañamiento muy acertado con su violín para Marta, con la canción “Los pastos paradisiacos” de encantadora belleza.

La culminación del concierto fue la entrada al escenario del gran grupo de funcionarios de la embajada rusa en Costa Rica, los que mostraron su creatividad colectiva: unas canciones líricas y cómicas escritas con melodías populares.  Y una completa improvisación resultó ser la conclusión de esta fiesta musical, cuando al escenario se subieron todos los participantes del concierto y algunos del público, e interpretaron, de manera sencilla y algo casera, la canción de su juventud “Mi querida”.   

En Facebook aparecieron muchas referencias exaltadas como, por ejemplo, el comentario de Olga Skvortsova: 

“No soy persona de teatro, es decir, estuve sobre el escenario la última vez hace años, cuando fui niña.  Soy una espectadora muy corriente.  Pero tuve una suerte increíble: entré a la sala durante el ensayo y ahí me quedé hasta el final, ya que mi esposo fue participante.  El escenario fue muy normal.  ¡Y tanto han escrito sobre su magia, sobre el milagro de su transformación!  Pero el ensayo… ¿qué puede tener de especial?  Pero, sí, fue especial.  ¡Ya es tiempo, es tiempo, TIEMPO!  Probar!  Terminar de escribir!  Unir las voces!  Pulir!  Poner los acentos necesarios!  Sin apuros… sin presión…  Y después, aquel escenario tan corriente, ya no es un escenario, sino… una cocina, acogedor y cordial, y con la botellita de vodka en la mesa, y el portwein, aquel, de las “reservas de oro”.  Y ahí está la doña.  ¡Es magnífica, más bien es una diosa!  Y aparece la magia, tal vez la misma que tanto se han escrito, me trasladó a esta mesa, y ya la tetera me quema las manos, y suena la MÚSICA, y mi corazón se hiere con la POESÍA…”

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