Rusia últimamente está
viviendo tiempos difíciles. La situación
más dura la tienen que sobrellevar los 34 millones de personas que oficialmente
viven por debajo de la línea de pobreza.
En 27 regiones del país, el ingreso promedio mensual no llega al mínimo
de vida. El componente principal de los
pobres en Rusia son los ciudadanos aptos para el trabajo, inclusive
trabajadores laborando (empleados estatales, profesionales intelectuales). http://dip-ref.ru/kursovye/2363.htm Pero hasta los
ciudadanos rusos acomodados materialmente no están contentos; su poca
satisfacción se explica con la ausencia de libertades democráticas en el país,
del mercado libre, la competencia, elecciones imparciales. No cesa el flujo de migrantes que salen de
Rusia a otros países. Se crea la
impresión de que sólo aquellos que se quedan a vivir en el país, son los que no
son capaces de moverse a ningún lado. Con cada día hay menos optimistas. ¿Qué podemos hacer? ¿Acaso Rusia ya no puede tener esperanza para
nada?
Durante
muchas décadas estos problemas eternos se estaban tratando de resolver en
discusiones acaloradas… en la cocina. Ya
que los rusos no podían (ni tampoco pueden ahora) expresar sus opiniones
libremente. ¿Qué piensan de este tema
los grandes pensadores? El escritor Vladímir Voinovich, quien desde el año
1980 y hasta el 1992 estaba exiliado fuera del país debido a sus obras literarias muy
verídicas, de nuevo vive en Rusia. En su entrevista para el periódico “Argumenty
y Facty” aludió los acontecimientos históricos importantes con el fin de
analizar el comportamiento de masas populares.
“El partido bolchevique -con Lenin a la cabeza- usurpó el poder estableciendo un terror tan fuerte
que hasta la crítica más débil se castigaba con gran crueldad, inclusive con la
pena de muerte”, y recuerda.: “En estas condiciones la gente inteligente que no
estaba callada, fue eliminada. Y los
demás callaron, ya que el terror fue tan masivo que la resistencia fue
inútil. Por supuesto, un terror como
ese, sólo se puede establecer con la condición de que las grandes masas de
población den su consentimiento silencioso.
Un poder como ese sólo puede existir en el país donde el pueblo es muy
sumiso. ¡No es bruto, sino sumiso! La sumisión ya se hizo costumbre de
nosotros”.
¿Cómo
estaba construyendo “el futuro luminoso” en la Unión Soviética? La respuesta es: sobre los cadáveres de
muchísima gente. No obstante, Voinovich
tiene esperanza que en Rusia “algún día los realistas lleguen al poder”. “Los románticos son peores que los cínicos –
asegura. – ya que los bolcheviques eran románticos. Por causa de una luminosa idea imaginaria,
mataron millones de personas porque pensaban: matamos a estos, después a
aquellos y otros, ¡y en cambio para todos los demás llegará el comunismo! Las palabras “el demócrata” y “la democracia”
se hicieron injuriosas para nosotros. Es
que nuestra gente sencillamente no puede comprender que la libertad y
democracia son condiciones absolutamente necesarias para una existencia
normal. Pero en nuestra política, ahora
están reinando aquellos que yo considero cínicos”.
“Sólo
aquel poder que existe bajo la atención fija de los críticos, puede gobernar el
país normalmente, - considera el escritor. –A nuestro poder lo están criticando
mucho, pero no reacciona a esta crítica.
Es un defecto, grande y nocivo, hace daño a todo el país. En un país normal, tiene que existir la oposición
fuerte, y el poder no la oprime sino le hace competencia. Pero en nuestro país, la oposición se
considera enemiga con la que hay que luchar”.
En
los años 80s, al abandonar la URSS, Voinovich dijo que la Unión Soviética se asemeja
a una persona gravemente enferma, con cáncer avanzado en cuarta fase. Es decir, el paciente es incurable. Al hablar de la situación presente, expresó
que “nuestro enfermo de hoy todavía tiene cáncer en segunda fase. O sea, todavía existe chance para el
tratamiento. Pero cada día es
menos. Y si no curamos la Rusia de hoy,
morirá igual como falleció la Unión Soviética”.
http://www.aif.ru/culture/article/55416
A
su vez, Vyacheslav Ivanov, destacado
científico lingüista, suena más optimista.
Es verdad que en los últimos años no vive en Rusia ya que trabaja en la
Universidad de California. Sin embargo
sigue con atención todos los acontecimientos en su patria, ama Rusia y sufre
por sus destinos. En charla con el
editor en jefe de la revista “El Continente” Igor Vinogradov, dijo: “puedo
decir de Rusia, que estará muy bien”. Basa
esta opinión suya en el hecho de que los jóvenes rusos tienen excelente
educación, el potencial intelectual del pueblo ruso es muy alto, y
especialmente en las ciencias de computación que son los del futuro. Hay que estimular el desarrollo de ciencias,
apoyar a los inventores, ayudarles a realizar en la práctica sus
descubrimientos - cree él. El científico
aboga por el mayor financiamiento a las universidades y de la renovación tecnológica
en el país. “Es que en Rusia, todo el
tiempo se hacen descubrimientos y siempre hay mucha gente talentosa, pero no la
valoramos y no desarrollamos sus descubrimientos – lamenta V. Ivanov. - ¿Es
poca perspicacia? O poca inteligencia? Creo que es el deseo de muchas personas
que ya están bien acomodadas, seguir viviendo cómodamente. Abrirse el paso a través del sistema
burocrático heredado de la Unión Soviética, es sumamente difícil. En este sentido, nuestra sociedad sigue
siendo una sociedad sin libre competencia”.
No
sólo ciencias exactas, sino también hay que desarrollar las humanitarias y las
artes, ya que eso “desarrolla nuestro sentido estético”. “Y si no desarrollamos el sentido estético,
entonces… en nuestro país crecerá fuertemente la drogadicción. Son cosas directamente relacionadas” –
explica V. Ivanov. También aconseja
utilizar completamente “un instrumento tan poderoso para unificar, educar la
sociedad y propagar los conocimientos” como la televisión y otros medios de
comunicación. “Si fuera yo, colocaría en
las primeras páginas de periódicos una especie de conjuro, precisamente – le
recordaría a la sociedad constantemente que somos un país que posee un
potencial intelectual altísimo y que lo tenemos que realizar en el transcurso
de años que vienen. Estoy seguro que la
magia de estos conjuros es muy necesaria.
Es necesario, aunque se lo puede llamar manipulación, pero sólo en
sentido convencional. Ya que es verdad,
y una verdad inspiradora, y el pueblo no puede vivir sin la inspiración. El pueblo ruso, mucho menos”.
Igor Vinogradov, editor en jefe de la revista “El Continente”,
que está conversando con él en este caso, se expresa de manera más
categórica. “Con qué mecanismos podemos
contar para realizar estas potencias? Cuáles son las fuerzas que sean capaces
de ponerlas a actuar y obligarlas a transformarse en la realidad? –
pregunta. No cree en absoluto en la buena
voluntad de los círculos del poder, los cuales, según su definición, todos son
“unos bandidos y gánsteres”. Pero lo que
es aún más triste, “por el momento, no podemos contar tampoco con el movimiento
desde abajo, ya que nuestro drama está en la situación de que no tenemos
sociedad civil y la masa principal de la población en nuestro país ni imagina
qué es eso. La historia se preocupó muy
bien para que a los rusos no se le inculquen ningunos hábitos de conducta
civil, para que no tengan ninguna o casi ninguna experiencia de la
democracia”. Los dos pensadores llegan a
la conclusión de que la única esperanza es con la élite. “Creo que en Rusia de hoy, podemos contar con
la élite nacional orientada y responsable ya que, en realidad, sólo ésta en
nuestras condiciones puede comenzar a formar la vital sociedad civil, capaz de
tomar en sus manos el destino del país.
Pero para que la gente intelectual pueda cumplir con este rol, debemos
superar muchas cosas en nosotros mismos.
Nunca hemos aprendido a buscar la unión, la solidaridad, el apoyo mutuo,
que no sea para enfrentar un evidente enemigo en común, sino para enfrentar los
problemas de todos”.
Pero,
¿dónde encontramos esta élite? “La
necesitamos y por eso tenemos que producirla – propone V. Ivanov. - ¡Es que
nuestro país es tan grande! Y en las
provincias rusas tampoco todo es tan desesperante. Así fue en antigüedad. ¿Se acuerdan de Minin y Pozharski? Los
salvadores de Rusia, también salieron de la provincia. Así que si hacemos un llamado, esperemos que
Rusia no se quede callada”. Pero con
sólo eso, no es suficiente. “Necesitamos
personas que sean capaces de ser líderes” – asegura Ivanov.
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