En noviembre
pasado en Santiago de Chile por primera vez se llevó a cabo el Primer Festival
de Arte Ruso en América Latina – “Alma Rusa”, el que unió a los compatriotas
creativos de diferentes países de la región.
De la necesidad
de este festival, se habló más de una vez en las conferencias de compatriotas
rusos de países de América del Norte, Central y del Sur. Para que la cultura y el arte ruso florezcan
en estas tierras lejanas, es muy necesario el intercambio de experiencias,
encuentros creativos y el apoyo mutuo entre diferentes organizaciones
culturales. Pero si en las regiones
donde la diáspora rusa es más extensa y tiene larga historia, tales como los
países de Europa y los Estados Unidos, y los festivales, ferias y otras
actividades culturales relevantes ya son una tradición, entonces en América
Latina aún se están haciendo los primeros pasos en esta dirección.
Señalamos
también que a los Estados Unidos, por ejemplo, se fueron mucho más artistas
profesionales, pintores y otros trabajadores artísticos. En cambio aquí, en América Central y Sur, no
hay tantos representantes profesionales de la cultura rusa. Pero, ¡el alma rusa desea arte! Y los entusiastas no se cansan de formar cada
día nuevos grupos: de baile, teatro, canto…
He aquí donde aparece un problema más: recordemos, el arte aficionado
siempre se dirigía por parte de los profesionales. ¿Y si no los hay?
Es por eso los
representantes de los Consejos Coordinadores de Chile, Argentina y Costa Rica
elaboraron en conjunto un programa de organización de un festival que
permitiría a los compatriotas rusos creativos de toda la América Latina
conocerse entre ellos, intercambiar las experiencias, dar ejemplo a los grupos
juveniles y, con la ayuda de los profesionales de la clase maestra, elevar el
nivel del arte aficionado y en la medida de lo posible, dirigirlo hacia el
camino profesional. Y por supuesto,
apoyar el entusiasmo de todos aquellos quienes resguardan con cuidado la
cultura rusa en los países extranjeros.
Gracias al
apoyo de la Fundación “Russkiy Mir”, al fin, se realizó el primer
festival. Fue organizado y realizado en
el Centro de Ciencias y Cultura Rusa en Chile, donde a los visitas los recibió
una sala no tan grande, pero acogedor y de verdad teatral. El festival se prolongó por varios días y el
programa fue sumamente variado: canciones, bailes, teatro, folklor, toda clase
de artesanías… hasta había un verdadero antiguo traje ruso de bodas que
presentaron por completo y en todos sus colores, en un prado, bajo el sol
caliente de verano.
En el festival
participaron un gran número de grupos chilenos, tanto aficionados como
profesionales, entre ellos un grupo de folklor “Bayan” con una cantidad
considerable de participantes, que cantaban maravilloso y tocaban instrumentos
típicos rusos, también un grupo muy conmovedor teatral de niños que presentó el
cuento “Florecita escarlata”.
Además de los
anfitriones del festival, participaron: - el teatro aficionado del Movimiento
Juvenil “Slavianka” de Argentina, los que presentaron, tal vez sin mucha
destreza, pero con mucho entusiasmo, sus obras teatrales y de la estrada. - Alisa Guiliazeva y Svetlana Kozítskaya
–cantantes profesionales del grupo vocal de Perú “Alma Rusa”– fascinaron a los
espectadores con su dúo al interpretar un gran programa de canciones rusas
tanto antiguas como modernas. – El teatro
profesional “Art-Balagan” de Costa Rica, que hasta ahora sigue siendo el único
teatro profesional ruso de la región, regocijó con su espectáculo basado en el
cuento poético de A. Púshkin “Zar Nikita y sus Cuarenta Hijas”. Además de eso, Dmitri Ordanski, el intérprete
de este mono-espectáculo para adultos, también el realizador del teatro,
efectuó una clase intensiva de arte escénica para todos los participantes del
festival que lo deseaban.
El festival
recibió unos ecos no sólo en los medios de comunicación rusos de la región,
sino también fue cubierto por dos tele compañías chilenas y también atrajo la
atención de muchos espectadores y admiradores, tanto de la diáspora rusa en
Chile, como de la población local. El
más inolvidable para todos quedó la función multicolor de clausura que se
realizó bajo el cielo abierto, con el concierto de los representantes de todos
los países participantes, los que hicieron un coro improvisado, porque ya se
conocieron bien en el tiempo del festival, con la feria de verdadera artesanía
rusa, juguetes y recuerdos, los que se fabricaban ahí mismo, ante los ojos del
público. Y por supuesto, lo que ya hemos
mencionado, con la ceremonia de boda donde las bellas jóvenes rusas en sus
trajes pintorescas, llevaban a todos a bailar en su coro.
Tenemos la
esperanza que es sólo el primer festival.
Que la continuación va a seguir.
Los iniciadores esperan que el “Alma Rusa” se va a realizar anualmente
y, deseable, cada vez en otro país. Por
ejemplo para el año 2013, se propuso Argentina.
Y ya que Costa Rica desde el inicio contribuía a la realización de este
acontecimiento glorioso, podríamos proponer organizar el tercer festival en el
año 2914 – en San José.
Nos da mucho
gusto que nuestro teatro logró participar en una fiesta como esa, la que alegró
todas las almas rusas, inolvidable para todos los participantes y para los
espectadores. Esperemos que sea sólo el
primer paso.
Gracias,
Chile. ¡Gracias, el “Alma Rusa”!
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