Alexander Konstantínovich Dogádin es un
diplomático con mucha experiencia, especializado en América Latina. Trabajó en Perú, Ecuador, Argentina y México,
también fue jefe del Departamento de Latinoamérica en el Ministerio de Relaciones
Exteriores de la Federación Rusa. Maneja
el idioma español con excelencia, así como también el inglés. “Todos los diplomáticos que antes han
trabajado en Costa Rica, comentaron con entusiasmo sobre este país. Por eso espero que también pueda trabajar
aquí y colaborar en el desarrollo de relaciones amistosas entre Costa Rica y
Rusia”.
Alexánder Konstantínovich
Dogádin hace poco fue nombrado como Embajador
Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación Rusa en Costa Rica. El 17 de junio asintió amablemente a dar una entrevista
a la Gazeta Rusa.
- Señor Embajador,
Usted ha trabajado en diferentes países de América Latina. ¿Qué impresiones tiene
de esos países?
- Sí, me tocó trabajar en Ecuador, México Argentina y Perú.
En los dos últimos trabajé durante más tiempo; siendo joven pasé allá 4 años y
más tarde de nuevo volvía a trabajar, pero ya en puestos de mayor
responsabilidad. En el Instituto
Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO, por sus siglas en ruso) me
gradué con especialización en América Latina, por eso al primer país donde me
mandaron para la práctica de la tesis, fue el Perú. En los años 70 poca gente lograba salir y
visitar una región tan lejana e interesante.
Pasé 5 meses en la práctica y recogí material en el tema “Relaciones
entre Perú y los Estados Unidos en los años 1968-1970”. En aquellos años, el gobierno del Perú era
militar el cual trataba de realizar reformas radicales y se esforzaba por
mejorar el nivel socioeconómico de la población. Al terminar la práctica regresé a Moscú, me
gradué en la universidad y me enviaron de nuevo para allá, esta vez para
trabajar. Y en los años 90 de nuevo
trabajé en Perú, en el puesto de Ministro Consejero de la Embajada de
Rusia. Perú es mi primer amor, en este
país lo amo todo: tanto su naturaleza como su gente, su cultura y desde luego, la famosa cocina peruana. Ecuador es un país agradable y tiene
pobladores buenos y honestos, de corazón abierto, es una perla de Suramérica. También me tocó pasar muchos años en
Argentina, por primera vez entre los años 1986 y 1991, después dos años más ya
en el siglo nuevo. Argentina es un país
muy bello, quien lo ha visitado después lo recuerda toda la vida. ¡Allá vive gente de 40 nacionalidades! La ciudad de Buenos Aires es hermosa y
lujosa, no sólo lo que trata de su arquitectura, sino también de su cultura, no
deja a nadie indiferente. En aquellos tiempos
en Argentina apenas se había restablecido el poder democrático; trabajé allá en
el puesto del primer secretario de la embajada y después como Consejero. En mi segunda estadía, ya como Embajador,
tuve que hacer nuevos contactos porque ya habían pasado muchos años y la
mayoría de personajes habían cambiado, pero me ayudó mucho que ya conocía bien
el país. Donde fuese que trabajaba, me
esforzaba por conocer más profundamente la cultura del lugar, hacer amigos
entre la gente. Un buen diplomático, si
quiere establecer fructíferas relaciones de amistad entre los países, trata de percibir
el país no sólo con la cabeza, sino también con el corazón. Una actitud fría de turno nunca favorece el
trabajo.
- Por sus palabras,
es claro que Usted ama su trabajo. ¿Y
cómo decidió llegar a ser diplomático?
- Ni de niño ni
de joven pensaba en trabajar como diplomático, me involucré en astronomía y
planeaba matricularme en la Universidad Estatal de Moscú. Pero mis padres me lo desaconsejaron. Ya que para poder llegar a ser un buen físico
matemático, uno debe tener unas extraordinarias capacidades para las ciencias
exactas. Mi padre al principio fue
maestro de física y matemática en la escuela y después pasó a trabajar en el
sistema del Ministerio de Relaciones Exteriores por lo que me recomendó ponerme a trabajar en
este campo de gran perspectiva. Así que
me matriculé en el MGIMO y no lo lamento en lo más mínimo. Y en los años 80 estudié 2 años más en la
Academia de Diplomacia; fue muy interesante siendo ya adulto, conocer muchas
cosas nuevas en mi profesión.
- V.T. Kuraev, antes
de partir, comentó que Ud. era un
diplomático de muy alto nivel. Leí en
Internet que también trabajó en puestos muy importantes en el Ministerio de
Relaciones Exteriores.
- Bueno, Vladímir Tíkhonovich es un hombre de corazón
muy generoso, él también es un diplomático de alto nivel. Como todos los funcionarios diplomáticos,
periódicamente tuve que trabajar en el aparato central del Ministerio de
Relaciones Exteriores (MID, por sus siglas en ruso). En los difíciles años de los 90, después de
haber estado en Argentina, regresé al MID.
En aquel entonces, nuestro ministerio estaba literalmente arruinado,
muchos empleados, especialmente gente de edad madura, con responsabilidades
familiares, renunciaron. Pero nosotros
hemos quedado y sobrevivido, aún me cuesta explicar cómo… Después el MID, al igual
que todo el país, comenzó a resucitar.
Ahora tenemos un excelente jefe, a quien todos respetamos y queremos
mucho, y conste que lo digo sin
adulación alguna. En el año 2005, apenas
después de mi regreso de México, de repente me ofrecieron encabezar el
Departamento Latinoamericano del MID, y trabajé en este puesto 4 años. Fue un periodo agotador e interesante de mi
vida. El rumbo latinoamericano en la
política exterior de Rusia se ha activado, y nuestro país recuperó su autoridad
anterior y las posiciones en muchos de estos países. El trabajo fue muy intenso y el día de
oficina muy largo, porque cuando la noche llegaba en Moscú, apenas se
despertaban nuestros compañeros en América y nos contactaban. El Departamento supervisaba 18 embajadas y 3
consulados generales por lo que era necesario atenderlos y ayudarles a resolver los problemas que surgían. Y hace dos años me nombraron subdirector del
Departamento de Conexiones con Sujetos de la Federación, el Parlamento y Asociaciones
Públicas. También es un departamento
interesante, funciona en la interface de varias direcciones, y allá tenía un
círculo amplio de obligaciones. Cuando
fui nombrado Embajador en Costa Rica, me alegré. Todos los diplomáticos que antes han trabajado
en Costa Rica, comentaron con entusiasmo sobre este país. Por eso espero que también pueda trabajar
aquí y colaborar en el desarrollo de las relaciones amistosas entre Costa Rica
y Rusia.
- ¿Y cómo ha
combinado sus viajes permanentes con la vida familiar?
- Mientras los hijos eran pequeños, siempre viajaban
conmigo. Me casé de 21 años, y tenemos
dos hijos varones. Cuando crecieron y
tenían que asistir a la escuela, tuvimos que dejarlos con su abuela, ya que no
todas las embajadas tienen sus propias escuelas. El MID tiene adjunto un internado muy bueno
donde estudian niños de los empleados diplomáticos. Bueno, ahora se considera que es malo separar
a los niños de sus padres, y algunos enseñan a sus hijos ellos mismos en el
hogar. Antes eso no era bien recibido y
se consideraba que nada puede sustituir una buena escuela de verdad, porque
sólo allí el niño no sólo recibe conocimientos firmes, sino también se comunica
con sus coetáneos y aprende orientarse en la sociedad en la cual ha
nacido. Ahora que nuestros hijos ya son
adultos, viajo con mi esposa, y somos inseparables por más de 40 años.
- ¿Cuáles son sus
planes de trabajo en Costa Rica?
- Hablando en general, tratar de no “bajar la barra”
que han alcanzado V.T. Kuraev y otros mis antecesores: V.N. Kasimirov, N.M.
Elizarov y V.D. Nikolaenko, y seguir desarrollando las relaciones
ruso-costarricenses. Vladímir
Tíkhonovich ha sido mi compañero de muchos años y al traspasar las gestiones, me informó con
todo detalle sobre los aspectos importantes del trabajo en Costa Rica. Quería leer literatura, pero debo constatar
que hay muy pocos libros sobre el país. Así
que estudié todos los materiales que encontré en el MID. También me reuní con los embajadores y
diplomáticos que antes han trabajado en el país, y todos al haber mencionado
Costa Rica, tenían una sonrisa afable y comenzaban a recordar las bellezas del
país, su clima excelente, sus habitantes amables y amistosos. Aquí he podido ver pocas cosas, solamente el
volcán Poás y la playa Punta Leona.
Tengo mucho que hacer y no hay tiempo para pasear. Hace poco presenté mis cartas credenciales a
la Presidenta Laura Chinchilla. Me
espera mucho trabajo. En política
exterior tenemos muy buenas reservas, ya que las relaciones diplomáticas entre
Rusia y Costa Rica cuentan con muchas decenas de años. Tenemos muy buena cooperación en el campo de la
cultura y la educación. Pero hay que
desarrollar nuevas áreas. Ahora habrá
que concentrarnos en el lado material, la cooperación económica y comercial,
que es la base principal en la cual podremos apoyarnos. Hace poco en el periódico costarricense “La
República” salió un artículo en el cual se recomendaba habilitar el mercado
ruso. Con sorpresa supe que Costa Rica
puede ofrecer para la exportación no sólo café y bananos, sino una gran
cantidad de ítemes de mercancía, nada tradicional. Por supuesto, Costa Rica no es un gigante
económico, pero existen muchas posibilidades.
Esta área todavía no está desarrollada lo suficiente.
- ¿Cómo participará
la embajada el próximo año en el Festival Internacional de las Artes en el cual
Rusia será el invitado de honor?
- Va a participar sin duda alguna. Si todo está bien, nadie ni lo recuerda de la
embajada. Pero apenas sucede algo, el
MID es el culpable en todo… Esperemos
que el festival pase sin ningún contratiempo.
Los primeros contactos ya se realizaron en Moscú. En la reunión del Ministro de Cultura de Costa
Rica Manuel Obregón con su homólogo ruso V.R. Medinskiy fue logrado el acuerdo
principal sobre el apoyo del festival por parte de la Federación Rusa. Lástima que esta reunión fue tan corta y se
limitó solamente al tema del festival.
En junio llegó a Costa Rica una funcionaria responsable del Ministerio
de Cultura de Rusia para ultimar todos los detalles. Todos queremos que Rusia se presente en este
festival dignamente, de acuerdo al alto nivel de desempeño de nuestros
artistas.
- ¿Y cuáles son sus
planes de trabajo con los compatriotas rusos que residen en Costa Rica?
-
Continuaremos trabajando con los compatriotas igual que antes, en contacto
cercano y comunicación permanente. El 11
de junio hemos celebrado juntos el Día de Rusia donde fueron invitados muchos
compatriotas y costarricenses egresados de universidades rusas (y soviéticas). Quisiera tener la oportunidad de conocer
mejor a los miembros del Consejo Coordinador y los representantes más activos
de su diáspora. Lamentablemente los
empleados de la Embajada no pudieron presentarse en el concierto de la Musa
Rusa por causa de la gran carga de
trabajo corriente. Les prometemos que la
próxima actividad de los compatriotas no se va a realizar sin nuestro apoyo y
participación.
Комментариев нет:
Отправить комментарий