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среда, 10 июля 2013 г.

GAZETA 58. Junio - julio 2013. Artículo 7. GOBIERNO FALLIDO DE LAURA CHINCHILLA


Hace tres años, cuando las elecciones presidenciales en Costa Rica fueron ganadas por Laura Chinchilla, cierta parte de la población estaba encantada. Por primera vez en la historia del país el presidente es una mujer, además inteligente, bella, con excelente educación y suficiente experiencia de trabajo en diferentes puestos de gobierno.  Sin embargo, con cada día que pasa de su mandato, las cosas de Doña Laura van de mal en peor y su popularidad en este año decayó a un triste 12 %.

“A veces me río de nuestra propia mala suerte” – dijo doña Laura en una entrevista del fin del año pasado.  Según ella, toda la culpa es de la mala suerte: luego del terremoto, las inundaciones, después los vecinos del norte “confundieron un poco” la ubicación de la frontera estatal y enviaron sus tropas a la isla costarricense de Calero… ¿Será cierto? ¿Podemos referirnos en todo a “fuerza mayor”?  Los costarricenses no se dejan “embaucar” y culpan de los fracasos al gobierno y antes que nada, a su cabeza, la presidenta.

Como reza el dicho que ya es cliché, “queríamos hacer lo  mejor, pero salió…” peor que nunca!  Casi todos los proyectos importantes fracasaron miserablemente, y si uno lee y conoce los detalles, entiende claramente: con toda razón.  Fueron mal preparados y realizados con muchas faltas, y el poco control llevó a la corrupción masiva y al desfalco.  ¡15 ministros renunciaron o fueron despedidos del gobierno en estos tres años!  Casi todos los hombre importantes de la política se alejaron…. ¿con quién trabajar?  Además, la oposición no está dormida y “corta” los proyectos desde la raíz, segura que su aprobación puede llevar el país a un completo catástrofe.

Hay que reconocer que Doña Laura recibió de sus antecesores una herencia muy difícil: sólo deudas.   Los gastos estatales superaban con creces las entradas, además durante largos años, y la deuda interna del país llegó al 5% del PIB, y eso ya es peligroso.  Eso siempre sucede en Costa Rica cuando el partido Liberación Nacional permanece mucho tiempo en el poder.  En tiempos anteriores, cuando lo sustituía el partido Unión Social-Cristiana, el gobierno “se apretaba el cinturón” y ponía todo en orden, pero últimamente este partido se encuentra en una seria crisis.

En base a la situación, uno de los proyectos más urgentes fue la reforma tributaria.  Al término de un año y al ver que los debates parlamentarios no tenían fin, la presidenta sugirió a la Asamblea Legislativa aprobar la reforma cuanto antes.  Sin embargo eso no sucedió; la oposición señaló que el proyecto propuesto no fue para nada una reforma tributaria sino un paquete de nuevos impuestos.  Además, la oposición desenmascaró las aseveraciones de la presidenta de que “el proyecto grava con impuestos más altos a las personas con ingresos más altos”.  Los diputados llegaron a la conclusión de que, como siempre, la carga fiscal principal tenía que recaer sobre los hombros del pueblo.  Especialmente fuerte criticó la reforma el ex candidato presidencial y gran personaje estatal Luis Fishman: “Lo que pretendía el Gobierno con este paquetazo de impuestos era sumamente grave. Si el Ejecutivo quiere actuar con sensatez, tiene que construir una nueva propuesta, con demostraciones claras y contundentes de austeridad en el gasto, y que represente una verdadera reforma fiscal".  Elpais.cr.  La renuncia del ministro de Hacienda Fernando Herrera llegó a ser la primera pérdida sensible del gobierno de Laura Chinchilla.

El año siguiente estalló el escándalo con la construcción de la “trocha” fronteriza.  Doña Laura entró en pánico por la “invasión del territorio nacional” (cuando los nicaragüenses irrumpieron a la Isla Calero) y dio la orden construir urgentemente un camino a lo largo de la frontera para poder controlar mejor aquella zona y no utilizar más el Río San Juan como medio de transporte.  Bajo la consigna de la “situación de emergencia” otorgó generosamente sumas muy altas de dinero al Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) y no proporcionó el control necesario sobre su utilización.  El primero que dio la voz de alarma fue el propio ministro del ramo y por vicisitudes de la suerte fue de los primeros en caer.  Montañas de tierra revuelta, un bosque arruinado, obras inconclusas en sólo una tercera parte de la ruta, pero las finanzas asignadas ya se esfumaron.  ¡A los nicaragüenses les daba mucha risa viendo a sus desafortunados vecinos!

E igual sucedió con otras obras: se “reparó” la platina del puente sobre el Río Virilla y se gastaron 4 millones de dólares, pero la nueva superficie comenzó a desmoronarse a las dos semanas… el puente hasta hoy se encuentra en estado de semi-emergencia.  El contrato de construcción de la autopista entre San José y San Ramón con la empresa brasileña “OAS”, adjudicado y firmado, se tuvo  que cancelar por causa de las masivas protestas de la población la que tenía razón en hacerlo ya que el contrato era muy desfavorable: sólo 2 km de la carretera se ampliarían y  los 57 km restantes, sólo serían cubiertos con asfalto.  ¡Y con eso, se  quería obligar a los conductores a pagar tarifas elevadas por el uso de la carretera durante 30 años!  La conclusión era obvia: alguien se estaba  untando las manos con este contracto.  Otro lapsus: un inocente viaje privado de la Presidenta a Perú se transformó en un escándalo a escala internacional por causa del medio de transporte elegido sin previa investigación: un avión privado de la empresa “THX Energy” suministrado “muy amablemente” y totalmente gratis.  Resultó que aquella empresa petrolera supuestamente estaba ligada a narcotraficantes colombianos.  Y de nuevo… un despido, esta vez se fue el comisionado nacional “el zar” antidrogas Mauricio Boraschi, una persona muy necesaria en el gobierno.

Últimamente supimos sobre un compromiso más de la Presidenta: la construcción de una refinería de petróleo en Limón gracias a un crédito y fuerzas laborales de la República Popular de China.  El contrato, firmado durante la visita del presidente de China a Costa Rica el 4 de junio, fue sometido, como corresponde, a la Contraloría General de la República,  la que no lo aprobó porque  los estudios de factibilidad, utilidad y de impacto ambiental fueron realizados por la filial de la misma impresa china “CNPC” interesada en la realización del proyecto. Por eso no pueden considerarse objetivos.  Además, como señaló con justicia Rolando Araya, un reconocido político costarricense, el país no necesita una refinería tan gigantesca (calculada para procesar 10 000 metros cúbicos de petróleo al día), y aún más en nuestros tiempos cuando la utilización de hidrocarburos ya debe disminuir para dar paso a otros tipos de energía más limpia y ecológica.

En mayo, en su informe anual sobre el estado de la nación, la presidenta acentuó los lados positivos de la actividad del gobierno.  Mencionó el crecimiento del 5% de la economía y los éxitos, especialmente buenos,  en el área de exportaciones, en  los subsidios al sector agropecuario, en  las mejoras en la seguridad interior y la disminución de las tasas de homicidios en un 26% en tres años.   Pero, a pesar de todo eso, prevalece la actitud negativa del pueblo hacia la actividad del gobierno.  Al presentarse por televisión el 17 de mayo, con motivo del escándalo con el avión, doña Laura se justificaba y explicaba sus errores con lo que “estaba acostumbrada ser siempre independiente y tomar decisiones por sí sola”.  Bernal Jiménez, presidente del Partido Liberación Nacional, considera que la presidenta no tiene buenos asesores.   El periódico La Fragua conviene en eso: “Parece incomprensible cómo ella y sus asesores fallan en la prevención de situaciones de crisis”. Otros observadores creen que sí tiene asesores pero no les presta atención.
 
    Sea como sea, el pueblo costarricense últimamente se volvió contra Laura Chichilla decisivamente.  En las redes sociales aparecen un montón de caricaturas muy fuertes contra ella y a veces, llamadas directas a la destitución de la presidenta.  “Hemos asignado 160 millones de colones del presupuesto estatal para mejorar la imagen de la presidenta en los medios de comunicación y en Internet” – dijo el Ministro de la Presidencia Carlos Benavides.  “Creo que este dinero será demasiado poco” – comentó un usuario de Facebook.  La Nación

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